Secciones

Eugenio Rivera:'La reforma aumenta mucho los espacios de elusión'

E-mail Compartir

Un éxito ideológico y un hecho político del que muchos reclaman paternidad. Así define coloquialmente Eugenio Rivera, académico e investigador de la Fundación Chile 21, el protocolo de acuerdo firmado en la Comisión de Hacienda del Senado y que abrió el camino a la aprobación de la reforma tributaria y la anuencia de la Alianza y los empresarios.

Rivera asegura que los términos de la propuesta son 'revolucionarios' para lo que el país estaba acostumbrado y rechaza que la firma, criticada por algunos sectores de la Nueva Mayoría, sea un símil de la política de los consensos de los noventa.

El documento, asegura, resguarda el 'corazón' de la reforma, un proyecto respecto del cual ve debilidades comunicacionales del Gobierno, una derecha 'confusa', una izquierda que no ha sabido transformarse en actor de importancia y un empresariado que se abre a un estilo de relación. 'Una escisión entre los grupos más doctrinarios de la derecha y el empresariado', asegura.

- Creo que es un gran acuerdo. En primer lugar porque es un gran éxito ideológico para aquellos que son críticos de lo que hemos tenido en los últimos 25 años. Si uno recuerda hace no más de seis meses o rememora a personeros como el ex Presidente Piñera, el ex ministro Cristián Larroulet, el ex senador Jovino Novoa o la gente de Libertad y Desarrollo, ellos han rechazado la reforma sobre todo porque en sí misma sería mala. La amplitud de la mayoría que tuvo la aprobación de esta reforma quiere decir que el país está cambiando su mirada y perspectiva.

- Esta reforma es revolucionaria respecto de lo que era la manera predominante de ver las cosas hace un año. Hasta que llegó la entonces ex Presidenta Bachelet y dijo que quería hacer una reforma tributaria de ciertas características. Eso era impensado.

- Este debate continúa, por lo que vamos a ver las indicaciones que se presentan en su redacción y qué es lo que sale desde el Senado y la Comisión Mixta. Pero diría que hay un éxito bastante garantizado y con algunos ajustes más o menos, se logrará la recaudación buscada.

- Lo fundamental desde el punto de vista tributario es que cambia la lógica de este ordenamiento. Ya no se piensa que todo lo que sea exención o facilidades para el capital sea positivo. Aquí hay una mirada muy crítica de un sistema sobre el cual éramos autocomplacientes, y que en último término permitió tantos mecanismos de evasión y elusión. El hecho de que se cambie el sistema tributario y transite hacia un sistema en que los impuestos directos empiezan a ser más importantes que los indirectos, o sea progresivo y asomándose a lo que ocurre en los países desarrollados, es un cambio muy significativo. El hecho de que esta progresividad se concentre en aumentar la carga tributaria en los más ricos, es un elemento muy importante.

- Hay un grupo importante de dirigentes y parlamentarios de la Nueva Mayoría que están viendo este acuerdo como algo muy similar, y por lo tanto malo, de lo que se hacía en los 90 con la democracia de los consensos. En la política de los consensos esta apuesta ni siquiera se habría presentado.

- Hay un cambio fundamental respecto lo que existía. Antes se identificaba un problema y se discutía con la derecha para ver qué era aceptable para ellos. Y de esa forma nunca se presentaban los proyectos que expresaban las convicciones de la mayoría de la Concertación. Por eso es que este modelo se mantuvo en términos de sus altos niveles de desigualdad, con un sistema tributario que aparentemente alienta el ahorro y la inversión. Lo concreto es que los resultados -no solo del punto de vista social con la existencia de un gran malestar- son bastante mediocres.

- En primer lugar, que el Gobierno haya preparado el proyecto en el que creía. Este no era ni el proyecto de la derecha ni de algunos que quisieran haber ido más allá. Creo también que fue decisivo el aporte de la Cámara de Diputados, porque al aprobar el proyecto enviaba una señal del marco dentro del cual se iba a desarrollar la discusión. Hay mucha gente que después de la aprobación en la Cámara del proyecto se puso extremadamente izquierdista. Nombraría entre ellos a Andrés Velasco o Manuel Marfán, que querían separar la tributación de empresas y personas, cuestión que algunos, entre quienes estamos en Chile 21, veníamos diciendo hace tiempo.

- Un peligro muy grande es que la reforma aumenta mucho los espacios de elusión. Eso está por verse. Creo que igual vamos a estar mejor que antes. Sin embargo, lo que llevó a los empresarios a acomodarse a este acuerdo fue, en buena medida, el hecho de que se reducen, en relación al proyecto, las facultades del organismo fiscalizador administrativo, que es el Servicio de Impuestos Internos (SII). Aún cuando se preserva esta idea de la norma general anti elusión, eso se hacía operativo vía SII, pero se debilita al pasarlo a un organismo jurisdiccional como los tribunales tributarios.

- El gran problema de esto es que quienes perdieron, que eran minorías y por lo demás se han quedado atrás en su visión del mundo, aparecen como los ganadores. El caso extremo fue el de Jorge Awad, quien aparece asumiendo una supuesta paternidad del proyecto. Pero hay muchos otros. En la propia Renovación Nacional y la UDI, para qué decir. Cuando el ex ministro Cristián Larroulet dice que este acuerdo hace que una política muy mala quedara mala, uno ya no sabe qué pensar. Si ese es el producto de la derecha, me parece bastante pobre. La derecha evidencia los graves problemas internos que tiene. El ex Presidente Piñera anda muy confuso. Fue justamente la reforma realizada en su Gobierno la que inició el camino obligado que tenía que iniciar la derecha para acercarse a los nuevos tiempos. Pero resulta que queda por razones menores fuera de este acuerdo. Y la UDI llega a última hora.

- Lo interesante es que estamos iniciando una nueva fase desde el punto de vista del empresariado. Yo diría que los empresarios aceptan que deben pagar más impuestos y que deben moverse en un ambiente no antiempresarial, sino en un escenario en que el capital, el trabajo y los recursos naturales aspiran a un nuevo equilibrio de factores. Creo que el empresariado acepta este nuevo escenario y reglas del juego. Lo que es más importante es que se produce una escisión entre los grupos más doctrinarios de la derecha y el empresariado. Y un sector de la derecha política entiende esto y busca acomodarse. Ellos aseguran que no quieren ser tironeados al pasado y se hacen parte de este acuerdo. La reforma tributaria nos obliga a pensar la forma en que se financia el Estado.

- Con todo, el acuerdo aún es muy general. Los distintos puntos se van a definir en la redacción específica de las indicaciones. Y eso tiene que pasar por algunas etapas. Pero en lo fundamental, la recaudación está asegurada. Si hubiese problemas, cuando se conozca el informe financiero del Ministerio de Hacienda, correspondería revisar la reducción de la tasa marginal del impuesto a las personas de 40% a 35%. J