Pongamos atención, señoras y señores, pues, tras la protesta de Nicolás Massú y Marcelo Ríos por el abandono en que se halla el tenis chileno y tras difundir que saldrán a la calle para mendigar dinero al Gobierno, la familia del tenis procede a comunicar un ultimátum. Lo dice, con rabia y honestidad, el mismísimo presidente de la Federación de Tenis, José Hizpeter, quien también está luchando por esta campaña:

-Ya estamos choreados. Si no nos dan la plata que pedimos para mejorar el tenis, esto se acabó.

-Si no está la plata que pedimos, nos vamos todos. Massú, Ríos, yo. Todos. No quedará nadie.

-Esto ya no tiene vuelta. Ya no seremos pasivos, por eso estamos golpeando la mesa. Es insostenible.

Están todos realmente enfurecidos. La pobreza los tiene con los nervios de punta, incapacitados para generar proyectos. El otro día, por ejemplo, Massú le dijo al señor Hizpeter: '¡Qué más quieren! El tenis ya dio a un número uno, ya ganó medallas olímpicas, estuvo largo tiempo en el Grupo Mundial, ya ganó dos mundiales en Düsseldorf, no entiendo, ¿qué más hay que hacer para recibir ayuda?'. El señor Hinzpeter, dolido, no tuvo respuestas. Hoy, repuesto, sabe lo que hay que hacer: 'Queremos 300 millones de pesos anuales por cuatro años para realizar proyectos de jerarquía'. Informa que ese dinero lo utilizarían para confeccionar un centro de entrenamiento de nivel ubicado en Cerro Colorado, para ayudar a los jóvenes que califican como la 'generación del recambio' y para rastrear futuros ídolos.

Hinzpeter anuncia: 'Ya estamos cansados de que nunca nos den un peso. Para el ATP de Viña el Gobierno iba a entregar 250 millones. O sea, ¿Ofrecen 250 millones por una semana, y no se pueden dar 300 millones al año?'. No pedimos cifras astronómicas'. J