La mágica importancia del amigo imaginario
'Mi hijo es amigo de un fantasma. Estamos preocupados', dijo un padre en la consulta del sicólogo infantil, Ramiro Bertz. El padre describió la relación entre su hijo, Ariel, y el ser invisible: 'Se hacen chistes y salen a correr por el jardín, juntos. Un día mi hijo y el fantasma hicieron una torta. Pasan el día riendo'. El sicólogo sonrió. Dio el dictamen con los ojos cerrados: su hijo está sano, no juega con un fantasma, juega con el mejor invento de la niñez. Ariel pasa las tardes de las vacaciones invernales en compañía de un amigo imaginario. Ariel está potenciando el lado de la fantasía. Está haciendo crecer su universo de creencias.
El fenómeno de los amigos imaginarios se da, con frecuencia, en el sexo masculino, entre los 2 y los 7 años. Los sicólogos y los expertos en el tema, sostienen que los amigos imaginarios se presentan en esa etapa porque es un periodo más egocéntrico, subjetivo y mágico que viven los niños. El amigo imaginario puede ser un animal, un superhéroe o una leyenda. Todo empieza a los 2 o 3 años.
'Como ya se pueden expresar, notifican al resto que tienen un amigo invisible', avisa el sicólogo Bertz. Y usualmente los amigos imaginarios son cómicos y tímidos. Huyen al menor ruido. Tienen ideas locas. Proponen aventuras insólitas. Ayudan cuando uno está triste. Son fieles. Y, a veces, de forma impensada, desaparecen sin explicación. Lo fundamental, dice Betrz, es que fomentar el aspecto mágico, lo sobrenatural, vitalizan la imaginación y la creatividad, 'sobretodo a una edad en que ser realista no tiene sentido', añade. Concluye que a a los 5 años ser realista es una locura y ser imaginativo es lo más cuerdo. La sicología fomenta la presencia de amigos imaginarios. Fomenta lo lúdico. Lo lúdico fomenta la imaginación. Y la imaginación, a la larga, hace que todos los niños puedan ser más felices. J