La migración y la llegada de extranjeros es una realidad que se ha acentuado en los últimos diez años.
Las fronteras de Chile han sido traspasadas por migrantes provenientes, principalmente, de Perú, Bolivia, Colombia, Argentina y Ecuador. En nuestro país se está viviendo un proceso de integración donde ya es posible ver a los nuevos chilenos, los hijos de extranjeros que se integran al sistema escolar.
Según estimaciones de la Seremi de Educación, hay más de dos mil estudiantes procedentes de otras naciones que se han integrado al sistema escolar, ya sea en educación básica o media.
Hoy el desafío es cómo los currículum escolares integran a estos alumnos y se aprovecha esta diversidad. Éste es uno de los desafíos que debe plantearse el Ministerio de Educación y que al parecer no está incluido en los ítems del proyecto de reforma educacional.
La escuela Paula Jaraquemada en Iquique, administrada por el municipio, es una muestra de la diversidad cultural, también otros establecimientos particulares subvencionados que integran a estudiantes provenientes de Asia, con lenguas y costumbres que se han adaptado a las chilenas.
La inmigración es un fenómeno que ha llegado para quedarse. De ser Chile una sociedad cerrada a fines de los 80 y comienzos de los 90, nos hemos transformado en una tierra de oportunidades para habitantes de países vecinos. Muchos de ellos se han establecido, encontrado puestos laborales en distintos sectores y formado sus familias.
Hay familias peruanas, bolivianas, ecuatorianas y en los últimos años de Colombia, que han estrechado lazos con nuestra comunidad y se han incorporado a ella.
El camino es amplio para avanzar en un proceso de integración. Iquique como ciudad puerto, a fines del Siglo XIX recibió a muchos migrantes y hoy hay familias que tienen más de un siglo arraigadas en esta tierra. Así como ellos se convirtieron en nuevos chilenos, ocurrirá con quienes se establecieron en el país en los últimos años.