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REVELAN A LOU REED ENen su etapa más íntima en libro

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Algo terrible le sucedió a Lou Reed mientras grababa 'Transformer' en 1972: se quedó sin voz. Sucedió en pleno estudio, dejando canciones como 'Walk On the Walk side', 'Satelite of love' y 'Perfect Day' como sublimes piezas instrumentales.

David Bowie y su talentoso guitarrista Mick Ronson -amigos y productores del álbum- estaban espantados. Klaus Voorman, bajista e histórico compinche de John Lennon, no sabía que hacer.

La verdad es que el cantante estaba con un ataque de pánico que lo había anulado por completo. Se sentía extremadamente afectado de estar rodeado de gente talentosa, hermosa y que, en teoría, había logrado definir su camino artístico. El, al revés, se sabía bajo de estatura, fracasado en su aventura experimental con The Velvet Underground -los mejores llevando el rock a las galerías de arte- y no estaba seguro si sus canciones eran tan buenas. Porque, a diferencia de otros artistas de su generación, Reed era extremadamente inseguro. En su estilo, claro.

Todo eso puede verse en 'Lou Reed. Su vida' (Alianza), flamante biografía del periodista británico Mike Wall y que busca trazar una panorámica de su carrera y de su vida personal que, indudablemente, se cruzan todo el tiempo. La carrera del autor es curiosa: comenzó escribiendo sobre new wave y post-punk para la revista Sound y terminó siendo un referente en la metalera Kerrang!. Es decir, de la vanguardia pop al vértigo thrash metal, que lo llevó a publicar investigaciones sobre Ozzy Osbourne, Axl Rose, Iron Maiden, Bon Jovi y Led Zeppelin.

Algo curioso, considerando que Reed siempre ha sido celebrado en ambientes más finos y experimentales, al punto que el disco 'Lulu' (2011, su sorpresiva colaboración con Metallica tocando en pleno) fue despreciado por prácticamente toda la comunidad de poleras negras. Sin embargo, Wall es inteligente y deja claro que Lou Reed, desde los Sesenta jugó con el ruido y los devastadores efectos de una guitarra conectada a un amplificador, al punto de tocar siempre al tope de la distorsión.

'Un judío. Un maricón. Un drogón. Lou Reed había alcanzado los dos primeros objetivos antes de los 17 años y sus papás lo llevaron a terapia electroconvulsiva, la gran panacea de fines de los 50 con que Estados Unidos buscaba enderezar a los chicos delincuentes', dispara el autor en la primera página en un inglés rudo y directo ('A jew. A fag. A junkie'). Aunque la mayoría de las biografías dan ganas de saltarse la etapa de la infancia para avanzar al primer ensayo o escándalo público, acá la vida de Reed -que uno aprende a querer y admirar- se vuelve fascinante.

Aunque medios,como el diario inglés The Telegraph, destacan que el volumen está escrito con más entusiasmo que novedad, siempre es buena la pasión rocker. Y esa es la que encamina diez capítulos con títulos como 'De la ruptura al maquillaje', 'Ruido blanco' o 'El tao de Lou Reed' y con grandes historias como el debut de Velvet Underground en un congreso de siquiatría (donde el tema principal era el sexo), el tratamiento electroconvulsivo que aceptaron sus padres, debido a sus 'problemas mentales', cómo Jim Morrison estaba fascinado con su figura, al punto de imitarla, su relación con Laurie Anderson y su sanación. Pero también nos muestra de qué está hecha su obra: su formación literaria, el contacto con el arte de Andy Warhol, sus influencias musicales, su relación con el glam de David Bowie, sus recitales y como sus textos lo convirtieron en uno de los cancionistas más brutales y honestos de la historia del pop.

Porque a Reed, con todo lo cascarrabias que era, debemos reconocerle haberle dado profundidad y espesura urbana a un rock and roll que estaba dominado por los juegos de palabras a lo Bob Dylan o las canciones de amor/deseo/decepción.