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Servidores de San Lorenzo cumplieron sus 'Bodas de oro' de trabajo, devoción y fe

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Cincuenta años atrás, cuando Tarapacá contaba aún con varias casas que no se habían destruido por los movimientos telúricos y aún vivía una importante cantidad de personas en el lugar, una de las habitantes del lugar, que venera a San Lorenzo, cayó en la cuenta que muchos lo iban a saludar, a ver, pero que no existían personas que estuvieran de punto fijo ordenando lo que sucedía dentro del templo.

Entonces, tuvo la idea de ayudar a los religiosos a cumplir las necesidades de los peregrinos que llegaban al lugar y a las 32 cofradías que danzan al santo.

De esta manera, Gladys Albarracín decidió formar el grupo de servidores de San Lorenzo, al que se sumaron dos personas más, los que pasaban todo el día en el templo, en turnos a veces extenuantes, pero sin flaquear.

'Yo llevo 55 años atendiendo acá. Partí a los 17 años, pero después se me ocurrió formar el grupo, donde nos pondríamos de acuerdo en qué hacer acá en la fiesta. Comencé con otras dos personas, donde estaba la señora que me enseñó a vestir al santo y a ordenar toda la fiesta. Imagínese que comencé casi sola y ahora son varios los que apoyan', expresó la fundadora.

En estos cincuenta años, más de cinco mil devotos prestaron servicios con Gladys en los momentos más terribles para el santo, como lo fue el incendio de la iglesia y los terremotos que sucedieron en la región.

Albarracín quiso crear esta agrupación, debido a que su marido era uno de los organizadores de la festividad. Además, el 'Lolo' le salvó la vida en reiteradas ocasiones, lo que le ayudó a no pensarlo dos veces a la hora de reunir a un grupo de personas que velara por el resguardo de la imagen.

'Mi mamá estaba con tersianas en el pueblo y todos creían que me iba a morir, pero alcanzaron a llevarme a Huara para que me viera el médico. Otra vez me sacaron un riñón y me salvé. Ahora, hace tres meses tenía todo podrido y me iba a morir. Entonces me dio un paro al corazón, pero acá estoy. Si creo que San Lorenzo me quiere, por eso estoy aquí. Nos volcamos dos veces en el vehículo y no me pasó nada'. dijo Gladys.

Incluso, por eso dice que le sirve a este intercesor de Dios, ya que siempre cuida a todos sus fieles, debido al cariño que les tiene a quienes pasaron por diversas situaciones, algunas no tan favorecedoras.

'El Señor hace el milagro, pero él sí que intercede por todos nosotros', explicó la creyente.

En la actualidad, de las tres personas que comenzaron este grupo, que tiene hasta personalidad jurídica, ya son más de 40 los servidores de San Lorenzo que trabajan en la fiesta y cada vez que pueden, junto al santo.

Huguetta Ramírez González hace siete años preside la agrupación, a la que entró por un pequeño milagro que le ayudó a cumplir San Lorenzo.

'Mi mamá tenía una enfermedad y no sanaba, porque es diabética y busqué en todas las farmacias de Iquique el remedio que le recetaron y ninguna lo tenía. Entonces me encomendé al santo para que me ayudara y fui a la única farmacia que me quedaba por recorrer, y la encargada me dijo 'tuvo mucha suerte, porque este es el único que quedaba' y eso que no lo encontraban primero', expresó Ramírez.

Ella cuenta que cada vez crecen en lo espiritual los servidores, quienes se deben ocupar de mucho más de lo que la gente cree.

Ellos son quienes preparan al santo, para que tenga ropas nuevas y frescas para la procesión y la misa de vísperas y del día de la fiesta; quienes están las 24 horas atentos a la imagen los días de fiesta y quienes van los fines de semana a vigilar a su patrono, para que nada le pase, además de preparar la ornamentación de las principales misas que se efectúan.

Labores que dejan exhaustos a todos los que trabajan, ya que son un grupo muy reducido, comparado al que existe en La Tirana.

'Nosotros trabajamos casi el triple, por ser menos, pero lo hacemos por tres turnos de seis horas cada uno, para que cubrir lo que necesiten, así que, a pesar de hacer de todo, lo hacemos de corazón, cariño y mucha fe', explicó Huguetta Ramírez.

Además, todo el año el grupo tiene catequesis que los prepara para la fiesta, donde se les explica el lema que lleva. Este año correspondió a la solidaridad, por lo que ellos hicieron una campaña llamada 'La quebrada del Amor', donde recolectaron alimentos que repartieron en todos los pueblos que están en el valle de Tarapacá.

'La verdad, es que cuando uno cree y se entrega a Dios y uno da, todo es más fácil. Uno acá barre, sacude, ordena y eso que Tarapacá siempre se ha caracterizado por ser una fiesta desordenada, pero al llevar la vida con fe, uno lleva la vida otra manera, aparte es un muy buen servicio el que entregamos, como San Lorenzo lo hizo con los pobres, quienes son los que vienen a Tarapacá. Esa gente por la que San Lorenzo dio la vida y a los que siempre amó. No hay mayor gozo que entregarse a eso, al otro con todo cariño', dijo Ramírez. J