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Basura en el estadio

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El Estadio Tierra de Campeones, por calle Rancagua con Tadeo Haenke, es común ver bolsas de basura rotas, pañales, escombros etc, cero preocupación por parte de las ciudadanos y autoridades. Los muros que rodean al estadio están rayados, después del terremoto algunos tienen evidentes grietas los cuales son un peligro inminente. La verdad es que como iquiqueña me avergüenza el estado en que se encuentra nuestra ciudad, como cierre de comentario, ayer en el trayecto desde Inacap a Lider conté 4 colchones en las esquinas de importantes avendidas. Una verguenza.

Gracias por su atención.

Carmen Gloria Prieto S.

El colapso vial de la salida nororiente de Iquique ha generado que los taxis y colectivos no hacen su recorrido Iquique-Alto Hospicio, pues claramente no le es rentable dado los extensos tiempos de espera en cubrir dicho tramo, sumado a ello el consumo de combustible asociado. Por su parte, la rotación de los microbuses es mucho más tardía, lo que significa que estas máquinas, cuando van hacia Alto Hospicio, lleguen repletas de pasajeros al cruce de Pedro Prado con Bulnes. Esto da como resultado que cientos de personas queden literalmente botadas en la calle esperando locomoción colectiva. Sumémosle a ello el estrés, la rabia acumulada y la ansiedad sicológica de verse en esta situación y de querer llegar pronto a sus casas. Es acá donde le pregunto al Gobierno Regional por qué no coloca a disposición de esta sufrida gente de trabajo buses de acercamiento para que, al menos, los dejen a la entrada de Alto Hospicio. Si mal no recuerdo, post terremoto fuimos declarados zona de catástrofe y si bien han transcurrido 4 meses de aquello, la catástrofe colateral la estamos recién empezando a experimentar con la evidente debacle del tránsito desde y hacia Alto Hospicio.

¿A qué vamos a la iglesia?

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Tiempo atrás, fui invitado a una ceremonia religiosa. Un amigo contraía matrimonio y era su deseo que los más cercanos lo acompañaran. No sé si considerarlo buena o mala suerte, el haber quedado sentado delante de dos amigos, que en un poco más de una hora, que fue el tiempo que duró el acto religioso, no dejaron de conversar. Durante ese lapsus de tiempo y sin poderlo evitar tuve que escuchar los comentarios de:

- Un partido de fútbol.

- El último estreno de una película.

- Un carrete.

- Un encuentro sexual.

Ante esta situación, miré hacia todos lados por si me había equivocado de lugar, pero no, realmente, estaba en la iglesia.

Jorge Valenzuela Araya