Tarapacá fue la región que menos creció económicamente en el último trimestre. De acuerdo al informe elaborado por el Indicador de Actividad Económica Nacional (Inacer), presentó un decrecimiento de 6,1 por ciento en comparación a similar trimestre de 2013.
Esto se vio reflejado en áreas como la construcción, el comercio, la industria y el sector turismo. De acuerdo al informe que midió desde abril a junio, las causas de esta baja están marcadas por el terremoto del 1 de abril, demostrando con esto el impacto que tuvo en la economía de la región.
Es así como se afectó el sector construcción, con un descenso en los montos destinados a obras de ingeniería, mientras que los efectos del sismo también impactaron de forma negativa a los establecimientos comerciales, restaurantes y hoteles. Asimismo, se paralizó la venta de productos en Zona Franca, la que sólo se normalizó en mayo y con una serie de restricciones.
El análisis de la Cámara de Comercio estableció que se produjo una paralización en la venta de mercadería, situación que fue motivada por el sinnúmero de problemas que presentaron las carreteras y los caminos, además de los evidentes daños en las instalaciones portuarias.
Por su parte, la Cámara Chilena de la Construcción admitió que existe un 39% de disminución en lo referente a infraestructura.
Con todo, uno de los sectores que no se vio afectado, de acuerdo a indicadores de la Asociación de Industriales, fue el sector minero, esto por el aumento de niveles de producción de las principales compañías que operan en la región.
No obstante y pese a este panorama, la región continúa con el proceso de desarrollo alcanzado hasta antes de abril y, seguramente, seguirá recuperándose.
Una muestra de aquello es el repunte alcanzado en julio, cuando por motivos de la fiesta de La Tirana y las vacaciones de invierno se registró un aumento de turistas.
Si bien el evento telúrico causó daños en la economía local, Iquique cuenta con una serie de fortalezas que permiten sostener su economía, aunque es necesario trabajar de la forma más diligente en la reconstrucción, de modo que la situación vuelva rápidamente a la normalidad.