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Tarapacá levanta la frente a cuatro meses de los terremotos

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La primera noche de abril fue una que muchas personas recordarán como la que cambió sus vidas completamente. A las 20.46 horas un megasismo de 8.2 grados Richter azotó a la región y dejó graves consecuencias humanas y estructurales.

Seis personas murieron y 60 mil personas de Iquique evacuaron a sectores altos luego de que fuera decretada la alerta de tsunami. Tras la primera réplica, las autoridades informaron la llegada de las primeras olas a Pisagua e Iquique.

Carpas instaladas en las calles, gente agrupada escuchando informaciones de la radio, el despliegue de las policías y las Fuerzas Armadas por la región, tres incendios en la capital regional, 322 internas fugadas de la cárcel, embarcaciones destruidas en las caletas, la ruta A-16 con serios daños y temor en la población fue el panorama vivido luego de que la tierra se sacudió con gran intensidad.

Cuando asomó el nuevo día, los efectos fueron aún más evidentes, debido a la cuantificación de las pérdidas económicas, estructurales y la falta de servicios básicos. Ese mismo día, la Presidenta Michelle Bachelet visitó la región junto a varios ministros e instruyó medidas de urgencia para Tarapacá que ya había sido declarada como zona de catástrofe.

Al caer la noche otro fuerte movimiento telúrico asustó a los tarapaqueños. Esta vez un sismo de 7.6 grados en la escala de Richter afectó a la región a las 23.43 horas.

Según cifras entregadas por la Onemi, en Tarapacá hubo 21.660 damnificados por los terremotos. Así también, de acuerdo a datos elaborados por la delegación presidencial para la reconstrucción en la región, hubo 3.886 casas con daños menores, 1.546 con daño reparable pero no habitable y 752 que deben ser demolidas.

A juicio del delegado presidencial para la reconstrucción, Julio Ruiz, la etapa hacía la normalización en Tarapacá está en camino, no obstante 'este proceso es uno largo, complejo y que compromete 3 o 4 años a lo menos en todas sus aristas'.

Ruiz destaca que la ruta que une Iquique y Alto Hospicio permite actualmente un flujo, la vida escolar está normalizada, lo mismo pasa con el área de salud gracias a la colaboración de las Fuerzas Armadas y el Hospital Regional avanza en el proceso de reposición y reconstrucción de las instalaciones que resultaron dañadas.

En el caso de la actividad económica, el esfuerzo puesto por la Zona Franca permitió reponer actividades mediante recursos invertidos. En la Empresa Portuaria Iquique (EPI) los flujos se registran de manera relativamente normal con algunas mermas, el turismo que también fue afectado tiene una concertación pública privada para afianzar un nuevo despegue. A los pescadores, especialmente de Caleta Riquelme, se les repuso las embarcaciones y refrigeración para continuar trabajando.

En el caso de las soluciones habitacionales, el Gobierno estableció para los afectados tres soluciones transitorias. Para quienes eligieron el subsidio de arriendo se les entrega un monto diferido para cada comuna de la región mensualmente para rentar una casa. Hasta la fecha 1.256 familias optaron por este beneficio.

Las familias que optaron por el subsidio de acogida en redes familiares se les confieren $300 mil mensuales. Quienes eligieron esta asignación suman 1.083 familias en Tarapacá.

Los vecinos que decidieron quedarse en viviendas construidas en barrios de transición son 458 familias. Del mismo modo, en Pozo Almonte, La Tirana, Huara y Pisagua un total de 199 viviendas de transición fueron entregadas. En Alto Hospicio fue instalado el Barrio Canadela, donde se levantaron 144 viviendas, además trabajan en dos nuevos barrios de transición que albergarán a 58 familias.

En Iquique se levantaron en calle Tamarugal en la población Las Dunas 42 viviendas y en calle Laonzana 18. Asimismo en el Barrio El Mirador serán entregadas 240 soluciones de vivienda de dos pisos de 30 metros cuadrados cada una. La primera etapa consta de 96 viviendas, cuyos beneficiados comenzaron a ocuparlas esta semana. En este proyecto confluye una alianza entre el Gobierno y la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi y tiene un costo de 2 mil millones de pesos.

'Pocos días luego de los terremotos tuvimos protestas importantes con barricadas y fogatas, pero hemos pasado a un período de tranquilidad social y eso es relevante como un elemento a considerar en el proceso de reconstrucción que me ha competido junto al intendente y las demás autoridades municipales. En ese marco se inscriben los esfuerzos para ir completando estos barrios de transición', evidenció Julio Ruiz.

Durante la emergencia, las transferencias económicas para financiar las medidas implementadas luego de los terremotos superan los 7 mil 500 millones de pesos.

Mientras revuelve la olla en que cocina una cazuela de pollo, Lidia Rojas no guarda su alegría porque sólo hace pocas horas ocupa una de las casas del Barrio Mirador, luego de vivir en carpas y en una hostal luego de los terremotos.

'Para mí lo principal era armar mi cocina y de a poco he ido ordenando mis cosas. Estoy feliz y contenta. Si me dijeran que me voy a quedar aquí para siempre estoy conforme. De hecho cuando me entregaron la llave fue un momento muy feliz porque toda mi vida arrendé', cuenta Rojas, quien le puso a su vivienda la 'casita de muñeca'.

Metros más allá, desayuna junto a sus cinco hijos Elena Díaz y se confiesa feliz. 'Todo ha sido muy tranquilo, además porque tengo espacio para mis hijos', dice la madre que luego de los terremotos pernoctó en la cancha AFI en carpa y luego se quedó en hostales.

Díaz añade que espera hacer de su casa un barrio. Junto a las vecinas planea hacer una junta de vecinos y armar una gran ramada para las Fiestas Patrias para celebrar que tienen una casa donde vivir tranquilamente.

En otro lugar, Carlos Mejía y su esposa Nadia Lastra conversan con un maestro que hará arreglos en la parte de atrás de la casa, donde hay un espacio para la lavadora. La jefa de hogar cuenta que los días han sido buenos luego de vivir en una hostal por efecto del terremoto. 'Vendimos casi todo lo que teníamos para irnos a la hostal y ahora tenemos que comenzar a tener de todo de nuevo. La casa que arrendábamos quedó con daños serios y estamos contentos con esta solución', explica Lastra.

En las Dunas aún continúan vecinos que esperan trasladarse al Barrio El Mirador. Miriam González ordena todo lo que pudo instalar en su vivienda de emergencia transitoria porque pronto se cambiaría a las casas de dos pisos. 'Ya recibimos la llave y estamos felices, porque acá estábamos viviendo dignos entre lo indigno, porque no es lindo lavar la loza afuera ni ir al baño atrás', dice la vecina.

Añade que durante todo este tiempo las caras de sus vecinas están arruinadas y acabadas. 'Nosotras como dueñas de casas hemos sufrido más que los hombres, porque tenemos que vivir el día a día aquí. Mirar tu departamento y tener que mirarlo desde afuera es triste. Estamos con el ánimo muy bajo', dice la mujer que confieza que para volver a sonreír tendría que ver su departamento nuevamente construido.

El delegado presidencial espera ver al final de su labor una región fortalecida humanamente más allá de las construcciones.

'No fue fácil contener la ira de los afectados al principio, pero invitamos a que esa ira se transformara en acuerdos. Ir a las casas de la gente, en especial a las mujeres de la tercera edad, y ver su dolor es fuerte. Abrazar a esas mujeres a mí me conmovió y me remeció. Pero ver ahora las caras de cómo al entregar la casa le cambia la cara especialmente a los niños es algo muy importante', remata Raúl Ruiz. J