La palabra 'desaceleración' se ha instalado en la discusión nacional. El concepto refleja los resultados en algunos de los más importantes indicadores de la economía nacional. El crecimiento, el empleo, la inversión, el consumo, entre otros, muestran una tendencia a la baja, que ha motivado reacciones tanto desde el Gobierno, hasta decantar en el sector privado.

El hecho ocurre, además, justo en el momento en que el país discute una reforma tributaria, que desde su propuesta fue resistida por algunos sectores. Sin embargo, y como lo diera a conocer esta semana el tesorero general de la república, Hernán Frigolett, esta iniciativa busca reducir la desigualdad y hacer que Chile avance entre los países de la OCDE en cuanto a desempeño tributario y equilibrio económico.

Hay quienes creen que el debate que el país realiza respecto a esta reforma, es factor de esta incertidumbre y consecuentemente, de los resultados. Y es que la expectación que tiene Chile sobre distintas condiciones, como los costos y disponibilidad de la energía, o el comportamiento en el precio de los metales, históricamente se transforman en variables relevantes para el desempeño de la economía nacional. La expectación es hoy clave.

En el fondo, no se puede desconocer que se está ante un cambio de ciclo, periodo en el que intervienen de manera especial las condiciones externas, dadas las características de la economía nacional. Y si es así, no se puede tampoco desconocer el efecto que tienen los factores internos.

Pero en el fondo, los diagnósticos están hechos. En algunos casos, esta desaceleración comenzó hace un par de años, lo que se refleja, por ejemplo, en la caída en la inversión de algunas regiones, lo que detuvo una dinámica positiva en el empleo. Los analistas hablan de este año como un periodo clave y siendo así, lo importante es ya analizar los planes con los que esta realidad instalada no termine impactando, especialmente a quienes más necesitan.