¡Hijo, ha llegado el día que tanto esperabas!. Cumples dieciocho años.Tu niñez y adolescencia han quedado atrás.¡ Ya eres mayor!.Desde hoy tienes en tus manos las llaves de la autodeterminación.Las que te permitirán abrir las puertas a un mundo nuevo e incierto.Un mundo que deberás enfrentar, con las únicas armas que te hemos podido entregar y que son un conjunto de valores, para que con ellos elijas el mejor camino alternativo que te ofrece la vida.Desde ahora en adelante, tendrás que aprender cuando decir no y cuando decir sí.

Materialmente, no pudimos satisfacer todos tus deseos, como nos hubiera gustado, por eso espero, que todas las privaciones y anhelos no cumplidos, te sirvan de experiencia e incentivo para superarte en todo orden de cosas.Que sean el impulso que te permita sortear todos los obstáculos que encontrarás a tu paso y que serán muchos. Ten en cuenta que tendrás que luchar solo, pues nada es gratis. Todo tiene un costo, pero si ese costo, lo asumes con responsabilidad, se transformará en una satisfacción personal, no solamente para ti, sino que también, para todos los que te queremos.

Solamente de ti depende, ser el dueño del mundo. Tu futuro, no lo tires al tacho de la basura. Y

no olvides esto: Nunca hagas lo que no quieres ni nunca digas lo que no sientes.

Creo que con esta carta, estoy interpretando el sentir de muchos padres, cuando deben asumir la partida de sus hijos, en busca de su propio destino. Es una de las leyes de la vida.

Jorge Valenzuela Araya.

Nuevamente la aremetida del Estado Regulador amenaza las libertades de las personas. De una u otra forma las leyes arbitrarias y neopopulistas están inundando las iniciativas paralmentarias, no tan sólo regulando nuestras actividades, bolsillo o que podemos escuchar, sino también creando una cultura de apología al rol del Estado y como este va generando soluciones mágicas a las demandas de la población.