Luego de un encuentro transformador en el que halló a un hombre mojado, que tiritaba de frío y no contaba con una mano amiga que lo acogiera, el Padre Alberto Hurtado decidió que esta realidad no podía seguir ignorándose. Alberto Hurtado hace ya 70 años cambió su vida por completo y la de miles de chilenos, consagrándose por entero a quienes más lo necesitaban.

Lleno de pasión, ímpetu y ansias de transformar a Chile en un país que no sólo fuera más justo y solidario, sino también donde todos pudiésemos mirarnos a los ojos y reconocer nuestra dignidad, un 19 de octubre de 1944 fundó el Hogar de Cristo, proponiéndose además la ardua tarea de llegar donde los otros no están… aquellos lugares en los cuales habitan los dolores de los más pobres y excluidos de nuestra sociedad.

Hoy la realidad de la pobreza no es la misma que hace setenta años y si bien sus cifras han disminuido del 65,6% a 14,4%, según censo de 1940 y Casen 2011, respectivamente, en Chile todavía hay más de dos millones y medio de personas que viven en la pobreza y exclusión, con menos de dos mil quinientos pesos diarios.

¡No podemos bajar los brazos!, pensamos como Hogar de Cristo. "El gran enemigo de Cristo en Chile es la apatía, la indolencia, la superficialidad con que se miran los problemas…", decía el mismo Padre Hurtado.

Sólo en nuestra región hay cerca de 40 mil personas que viven en pobreza y que requieren de políticas públicas integradoras e inclusivas, donde la Fundación sólo logra atender a poco más de 700 en la Región de Tarapacá, entre adultos mayores, personas en situación de calle y niños y niñas en edad preescolar, así como temática adolescente y de empleabilidad. Cada una de ellas necesita del compromiso de toda la comunidad.

Por ellos, al igual que hace siete décadas el Hogar de Cristo sigue más vigente que nunca y soñando el profundo anhelo de seguir transformando el alma de Chile. Un país donde todos y cada uno de nosotros trabajemos en pos de terminar con las desigualdades, las inequidades y las injusticias.

La pobreza es una de las problemáticas que los estados no han podido resolver, independiente de las fórmulas o políticas implementadas por cada país.

En Chile, según cifras del ministerio de Vivienda y Urbanismo, actualmente el 14.4% de la población nacional está bajo la línea de la pobreza y 30 mil familias viven en campamentos.

Esta realidad tampoco escapa a Tarapacá, donde según la fundación TECHO, 738 familias de la región aún tienen esta realidad de marginalidad y hacinamiento, que les impide gozar de mejores oportunidades y luchar en iguales condiciones por salir de la línea de la pobreza.

Si bien la escasez de terrenos en Iquique impide el florecimiento de ghettos, estos se desplazaron desde la década del '80 a Alto Hospicio e independiente del trabajo de los gobiernos y de la administración municipal por ofrecer mejores oportunidades de desarrollo, los esfuerzos se hacen agua ante el crecimiento poblacional.

Por otra parte, las condiciones de pobreza en el norte tiene realidades y características distintas a las del resto del país. El mayor costo de la vida hace que muchas personas con ingresos muy superiores a las que organismos internacionales fijan como límite para la pobreza, estén en esa condición.

Para la Comisión Económica para América Latina, Cepal, la pobreza en zona Urbana alcanza los $72.098 por persona, sin embargo, el encarecimiento de la vida, principalmente por los altos sueldos de la minería, hace que esta cifra esté lejos de lo necesario para vivir dignamente.

Un avance en esta materia son las medidas de descentralización que está impulsando el Gobierno y que permitirán tener políticas adecuadas a la realidad de cada zona y que una parte de los fondos de las regiones que más aportan al fisco, retornen en mejoras de infraestructura y desarrollo.

Ojalá que la discusión en el Parlamento implique afinar la propuesta y aportar a su enriquecimiento en pos de un desarrollo justo y equilibrado del país, que permita no solo reducir los índices de pobreza, sino que igualar las oportunidades que cada ciudadano tiene independiente del lugar donde viva.