El domingo 19 del actual asistí temprano y por primera vez a un remate organizado por el Servicio de Aduanas, en la Academia de Educación Física de Iquique.
Había gente de otras ciudades del país (principalmente de empresas o dedicados al comercio), que desconocían los precios de las especies en esta zona, ya que los remates, en especial de vehículos, resultaban con valores muy elevados (superiores incluso a los de Zofri), a los que además había que efectuarles cambio de volante; para que decir de los televisores Led que se lograron casi a los mismos precios que existen en las multitiendas o en la misma ZOFRI.
También habría que mencionar la presencia de algunos "palos blancos" sentados en lugares preferentes, que no se observó que lograran algún producto del remate, pero que siempre eran los primeros en pujar para elevar el valor inicial de los artículos.
Pero, lo que más llamó mi atención es que en diferentes lugares del recinto se encontraban muchos "rematadores" que se hacían señas para que les dejaran esos artículos a ellos; es decir, se turnaban para lograrlos.
Y eso no fue la gota que colmó el vaso, sino el desparpajo y la prepotencia de un hombre de unos 40 años que se acercó a otro mucho mayor que él, para increparlo y amenazarlo de que no siguiera rematando productos para su empresa. Momentos después, este hombre mayor, que se encontraba con su esposa, optó por abandonar el local del remate, seguramente por temor.
Si el recinto tenía cámaras de seguridad, podrá comprobarse esta escena.
Gracias por esta oportunidad para dar a conocer estas "anécdotas" del remate, y por hacerlas públicas.
Yo quedé decepcionado.
Alfonso Torres
