Secciones

Definitivo: El sexo es más viejo que el hilo negro

E-mail Compartir

Según una investigación australiana, los primeros indicios de actividad sexual ocurrieron hace 385 millones de años. Y los primeros seres vivos en iniciar esta conducta fueron los peces prehistóricos. O bien, los llamados placodermos.

Esta investigación la lideró el paleontólogo australiano, John Long, de la Universidad de Flinders. Y fue publicada por la revista Nature. Y, lo más importante, supone una de las grandes revelaciones de la historia de la evolución de la reproducción sexual.

Estos peces o placodermos son considerados como los primeros ancestros vertebrados de los seres humanos. Son unos peces con mandíbulas cortantes, muy pequeños, de ocho centímetros de largo, que, a través de un miembro genital que desarrollaron en las cercanías de un hueso, fertilizaban audazmente a las hembras, transmitiendo el esperma.

A su vez, las hembras de este tipo de peces estaban acondicionadas con otros huesos pequeños que les eran útiles para aprisionar al macho, durante el momento del acto.

Esos huesos fueron un enigma durante siglos. Los investigadores de este tipo de temas se hacían preguntas sobre ellos. Nadie podía determinar su utilidad. Pero al fin, tras esta investigación pionera y minuciosa, las preguntas parecen zanjadas. Aquellos huesos de los placodermos sirven para unirse en un tipo de coito . Son huesos para amar. Y eso es fundamental porque estos peces fueron los primeros. Ellos iniciaron la vida sexual en la Tierra.

Este estudio, en fin, implica el origen estadístico de la vida sexual en la especie animal. Es un hito. Y más encima se puede determinar el país originario de esta actividad. Después de esta investigación se puede afirmar que, en el planeta Tierra, el sexo nació en Escocia. Para ser más exactos, en los antiguos lagos de Escocia. Y, también, en partes de Estonia y de China. J

Pareja hizo el amor y luego se quedó pegada

E-mail Compartir

l Una pareja muy entusiasta tuvo relaciones sexuales en la costa adriática, en Porto San Giorgio, y terminó en serios problemas. Los amantes, producto del agua tibia y del calor que desprendían los cuerpos, quedaron pegados. Le llaman "el efecto ventosa". La situación resultó tan alarmante que la pareja debió salir del agua en pelotas, el hombre y la mujer atados el uno al otro. Una turista les tiró una toalla. Y así, tapados con lo mínimo, acudieron a un hospital, lugar en que a la mujer le pusieron una inyección que sirve para dilatar su útero. Y recién ahí fueron separados. J