La noche del jueves, Ucrania y Rusia finalmente llegaron a un acuerdo sobre el suministro de gas. Según el convenio, Kiev deberá pagar 1.450 millones de dólares por deudas atrasadas para que Moscú reanude el suministro del combustible para el invierno europeo.

Pese a los esfuerzos por alcanzar el acuerdo, una nueva controversia ensombrece las relaciones entre los dos países: la convocatoria para realizar elecciones fijada para mañana en las regiones del este ucraniano controladas por rebeldes prorrusos.

Los insurgentes de las autoproclamadas "repúblicas populares" de Donetsk y Lugansk señalaron ayer, citados por DPA, que pese a las críticas internacionales se celebrarán esos comicios, y que consideran que este acto electoral contribuirá a la estabilidad en la región del Donbás.

Rusia exige a Occidente y al Gobierno de Kiev que reconozcan las elecciones, argumentando que tras un conflicto que hasta ahora ha dejado más de 3.600 muertos la votación supone un "paso hacia una mayor estabilidad".

A pesar de la disputa, ayer los candidatos intentaron atraer votos en el último día de campaña electoral. J