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¡Yo nací en Chuquicamata!

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El asunto era como el cuento del lobo. Desde que en el 92 declararon a Chuquicamata como una zona saturada de material particulado respirable, que todos venían diciendo entre rumores que el campamento se cerraba. Les dijeron que los trasladarían a Calama, que tendrían casas equipadas, que ya no estarían en comodato. Y cada año que pasaba, el traslado era un fantasma que no se concretaba nunca.

Por eso, y ya que la decisión de Codelco de trasladar la población hacia Calama tenía mucho de incertidumbre, es que los mismos habitantes fueron acostumbrándose a los rumores. Varios años nuevos eran los últimos. Un año fue con un show de láser, al otro con fuegos artificiales. Tamara Farrah, hoy abogada, era alumna del Colegio Chuquicamata por principios de los 2000, cuando parecía que de verdad todo se acababa.

"Yo estuve ahí cuando fueron los primeros cierres. El del hospital fue triste. Todos nacimos ahí y como que no quería morir", cuenta Tamara.

La abogada se refiere al Roy H. Glover, conocido por haber sido en algún momento el mejor hospital de Sudamérica. Cuando Tamara se fue de Chuquicamata a estudiar derecho a Valparaíso, el Roy H. Glover ya descansaba sobre toneladas de tierra. Lejos de la tierra que la vio nacer, supo del traslado a Calama, del cierre final, el de verdad. No se iba a imaginar que en algún momento otra tonelada, pero de olvido, iba a intentar borrar de su cédula de identidad el lugar de su nacimiento. Y eso sí que no lo podía soportar.

YO NO NACÍ ACÁ

Ya convertida en abogada en la Quinta Región, Tamara fue un día a hacer los trámites para inscribir su profesión en la cédula de identidad en el Registro Civil. Una diligencia sencilla, la foto y ya está. Le pasaron un comprobante y se fue.

-Me voy tranquila a mi casa, pero empiezo a revisar con mayor detenimiento y decía Calama. Esto es un error, yo no nací en Calama.

Su nueva cédula de identidad obviaba toda una historia. Los paseos por la plaza de los Héroes, ir por un juguito al Chilex o excursionar al Cerro de la Cruz, oficialmente para el Estado dejaban de existir. Ahí comenzaron los reclamos administrativos al Registro Civil, quienes se defendían con que la circunscripción donde ella nació es de Calama (ver recuadro), por lo tanto no había mucho que hacer.

-Interpuse un recurso de protección a mi favor... y la corte determinó que había una ilegalidad y una arbitrariedad- cuenta Tamara.

VIVIR EN CHUQUI

Pese a que la separan apenas unos cuantos kilómetros, la vida en Chuquicamata no era la misma que la de Calama. Fue una infancia linda, una que no se podría haber dado en ninguna otra ciudad del país, dice Tamara.

-El caminar por Chuquicamata era sentirse seguro, porque los niños podían jugar afuera hasta tarde, podías dejar tu bicicleta en el patio y al otro día estaba ahí mismo… era bien idílico en verdad.

En el Colegio Chuqui, la entonces escolar, solía ir a la biblioteca a leer, además de entrar a todas las academias que pudo. "Estuve en coro, fui porrista, estuve en teatro, toqué por un tiempo piano", dice. Fue por esos mismos días en que todos hablaban del traslado de los trabajadores de Codelco hacia Calama.

-Fueron momentos bien tensos, hasta a mí me hicieron hablar unos dirigentes sindicales por la radio- recuerda- Convocaron una marcha por el tema en que habían cambiado nuevamente el criterio, que en vez de casas compradas en Calama iba a ser en comodato.

Pese a todo, los últimos días que ella vivió en Chuqui fueron de felicidad. Era una burbuja que se rompió cuando ella salió del colegio, y debió radicarse en Valparaíso. Cuando todo se acabó, Tamara volvió a su tierra natal, pero era otra cosa.

-Era un pasaje desértico, triste, yo jamás imaginé a Chuqui como un pueblo fantasma, dice.

Vio todo cerrado con rejas, las casas tapadas. La misma casa de Tamara no tenía vidrios, ni baños. Como no quería ver así el lugar en el que creció, decidió no volver más. ¿Qué más podía hacer? Con el paso de los años, Tamara piensa ahora que no podía seguir existiendo población ahí, si la mina tenía que expandirse. "Por normativa internacional de índices de contaminación, o se saca la población, o Chile deja de vender cobre. Y si pasaba eso, nos íbamos a pique", reconoce Tamara.

La futura abogada quedó con los recuerdos de una ciudad que de a poco comenzaba a extinguirse. El golpe de gracia lo dio la desaparición en el carné.

EN LA JUSTICIA

El asunto fue complicado. En octubre, la Corte Suprema revocó la resolución que ordenaba el Registro Civil poner a Chuqui como lugar de nacimiento, pero finalmente la institución accedió a incorporar el lugar. Finalmente Tamara había ganado la pelea, motivando a que la gente de Chuquicamata, o de Pedro de Valdivia, también tengan en sus carné el real lugar donde nacieron.

-El viernes voy a ir a Calama a ver a una amiga- dice la abogada al teléfono desde Valparaíso. Tamara está a miles de kilómetros de su querido Chuqui. Dice que quiere quedarse con los recuerdos, no con el triste pueblo fantasma que alcanzó a ver antes que todo se acabara.

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