A solas con Rentería: "Yo no soy un mono"
C ontesta el teléfono y, de inmediato, relata el episodio humillante. "Entré a la cancha y de inmediato me dijeron: Negro. Que se vaya el negro. Negro aquí, negro allá", dijo a La Estrella, en un intercambio íntimo, Emilio Rentería, el delantero con gol que juega en San Marcos. Rentería dice que, en un instante, perturbado por los garabatos, puesto que ya le gritaban "negro conchatu…" y otros apelativos que degradan a cualquier humano con carácter, se acercó al árbitro y acusó el acto de flagrante racismo. No sucedió nada y entonces, al rato, el hábil venezolano convirtió el gol. Lo celebró casualmente al lado de la multitud iquiqueña.
-Para celebrar.
-Yo no provoco, hermano. Yo bailo. Yo siempre, en todos los goles que convierto, yo bailo. Es mi baile y no pretendo ofender a nadie.
-Yo bailo con mi ritmo y no estoy pensando en molestar.
-Yo sé cuando cometo errores y cuando toca mi momento para pedir disculpas. No tengo inconvenientes para asumir culpas. Pero en este caso, hermano, no cometí ningún error y no le pediré disculpas a nadie.
-No. No quiero perdonar a esa gente. Creo que no deben estar en el fútbol.
Se va
El ídolo está molesto. Si bien Chile completo le ha expresado solidaridad y admiración, las ofensas arcaicas lo han derrumbado. "¿Qué tiene mi piel?", pregunta desesperado. Y La Estrella le dice: "Nada. Su piel está perfecta". "¡Un color de piel produce estas cosas!", se irrita con justa razón. "Mi familia me llamó", cuenta, "me piden que me vuelva ya". Y se volverá. Termina su contrato y toma el primer avión y se larga con su olfato goleador a un país normal. Convencerlo es casi imposible.
-Difícil. Es que ya dos veces seguidas recibiendo lo de "negro, negro, y mono", y los bailes de mono. Muy triste.
-No, hermano. Yo no juego fútbol para sufrir. El deporte es una diversión. Y me afecta.
-No me molesta que me digan negro. ¿De qué color soy yo?
-…¿morocho?
-¡Soy negro, hermano! Todos me dicen el Negro Rentería. Los jugadores me dicen negro. Incluso los jugadores de la U me decían en la cancha "negro conchatu…". Y no tuve problema. Después del partido me preguntaron: "Negro, ¿no te molesta que te digamos negro, o sí?". Y no, señor. No me molesta.
-Yo no soy un mono. Me molesta que me digan mono.
Uno le explica a Rentería que su contextura es envidiable. Es un hombre de color con destreza física y, probablemente, dotado de mucho encanto sexual. Y Rentería ríe. Admite que en el camarín "me dicen que las barras rivales me gritan por envidia". Y confiesa que no odia a Chile. Es un país con gente buena. Aquí tiene amigos y apoyo. Pero entonces hace una pausa y lo lanza: "No odio a Chile, pero ha llegado la hora de partir". Y el goleador no retrocede. Según sus palabras, se irá herido y no volverá. J