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"El último arreo a Chile", una historia perdida de la pampa salitrera de los años 40

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En 1940 ocurrió un hecho muy interesante. Una de esas historias de la pampa salitrera que parecían extraviadas en el tiempo.

Según relata el argentino Hugo Arturo Bosque, quien recorrió la región, existió en ese año, según llevó a texto la agradable pluma de su padre Hugo Guillermo Bosque, el "Último Arreo a Chile", oportunidad donde se llevaron desde San Juan, Argentina, 3.500 vacunos, en pie arreándoles desde Rodeo a Vallenar, para luego ser embarcados y trasladados a las oficinas salitreras del norte de Chile.

Son 4 mil metros sobre el nivel del mar, donde los animales debieron cruzar la cordillera para alcanzar su destino final.

"Este hecho ocurrido en los años 40 tuvo como término el mismo año, cuando el gobierno del vecino país puso en vigencia una ley para favorecer a los ganaderos de la pampa, y prohibió la salida del país del ganado en pie. Este fue el último arreo de San Juan a Chile y el comienzo de la declinación de nuestro perfil ganadero", expresa textualmente el escrito de Hugo Guillermo Bosque.

La historia cuenta que la única condición para adquirir el ganado en esa época es que los chilenos debían pagar en Argentina. Hecho el pago comenzó el trabajo, donde con la ayuda de un herrero comenzó una tarea colosal, la de herrar a 3.500 vacunos.

"A los caballos y las mulas se les colocan las herraduras estando parados. A los vacunos no, hay que tirarlos al suelo", explica el texto, que relata el trabajo realizado por 8 personas donde el trabajo de poner las herraduras para los animales duraba 15 minutos cada uno.

"A cuatro patas por animal, fueron 14 mil herraduras a colocar. Cada herradura lleva cuatro clavos por lo que colocamos 112 mil clavos, relata el escrito que recoge el testimonio de Sebastián Mateo.

VIAJE

Los traslados eran realizados en lotes de 350 animales, los que cruzaban la cordillera, en 12 etapas diferentes. Una de las más duras era la del paso "Los Helados".

"El paso Los Helados, el límite a más 4 mil metros de altura, hora en la que amainan los vientos del oeste que allí son muy fuertes. Cuando salía el sol ya estábamos bajando. Este paso, que era muy empinado, muchos animales se apunaban y teníamos que dejarlos descansar ", cita la crónica.

El ganado llegaba a un fundo en el río Huasco, cerca de Vallenar, que era el lugar de entrega del ganado. A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, en aquellos años en el control aduanero no había trámites.

"Allí hacíamos el control aduanero y podíamos permanecer en la zona con la sola autorización verbal de los carabineros. Ni un solo papel. El momento de la llegada era de gran alegría y aunque no nos conocíamos, hicimos rápida amistad con los chilenos. Allí comprendí el valor de la amistad humana entre los pueblos. Sin declaraciones ni formulismos. Ellos eran tan buenos como nosotros y estábamos unidos en la cultura del trabajo", dice el testimonio de Sebastián Mateo.

Luego de ello, el ganado argentino emprendía un nuevo viaje, donde vía puerto era embarcado hasta las principales ciudades del norte grande, para alimentar las mesas de todos quienes vivían en la pampa salitrera.

En la actualidad no se realizan los arreos masivos desde Argentina a Chile, pero destaca en el documento que más allá de la concreción de una mutua necesidad económica, esta actividad terminaba siempre con un buen asado y la unión de los pueblos, sin cancillerías, ni tramitaciones. Era otra época. J