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El renacer de Mario Sepúlveda

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Hace cinco años, difícilmente Mario Sepúlveda - el minero más carismático de los "33" de Atacama- podría pensar que iba a estar realizando giras por todo el país, dando charlas motivacionales, conferencias, paneles, debates, conversaciones, entre otros miles de etcéteras, hablando sobre el mismo tema: cómo sobreponerse a la adversidad, cómo ayudar a otros a salir de su propio agujero de ochocientos metros de profundidad. Los "33" fueron rescatados, cada uno hizo su vida, y Mario acá está, en el Hotel del Desierto del Enjoy, esperando otra conferencia de prensa.

Hace poco fueron noticia los mineros otra vez. Unas irregularidades en tema de contratos, mientras uno de ellos, Juan Illanes, renunciaba a través de una carta en "El Mercurio" a la sociedad. Ellos ya salieron, pero el tema sigue vigente cada cierto tiempo. ¿Se puede volver a tener una vida normal después de una experiencia tan chocante? Él dice que no. "Estoy más loco que antes", se adelanta. Cabe preguntarse entonces, si después de todo Mario pudo salir completamente de ese agujero metido en la mitad del desierto.

-El humor. Yo creo que la clave de la vida y del momento diario es el humor, porque la vida de alguna forma es un fenómeno, aún no puedo entender por qué tengo tantas pruebas- dice.

Mario es afable en su trato, alegre como esos parientes lejanos que llegan a la casa los fines de semana, y siempre mantiene una sonrisa mientras conversa. En el momento en que da esta entrevista, no está para mucho humor: el día anterior supo que su bebé de un año y once meses, que padece un síndrome de Asperguer, fue diagnosticado con asma. Otra prueba de la vida.

-Entonces digo ¿qué onda? No le puedo echar la culpa a Dios- cuenta el minero- Pero si hoy los que quieren ser papás después de los 40 no lo hagan, porque los espermios están muy delgaditos y no producimos de la mejor forma… Sí, es una prueba, una más que le doy gracias a Dios, me hace sentir vivo. Tengo que buscar más trabajo para poder seguir adelante, porque a mi hijo le tengo que dejar armas.

En sus conferencias, el minero cuenta su testimonio de vida, y de cómo se deben enfrentar los problemas. Al choque, de una. Dice que de esa forma es mejor aceptarlos, y así salir adelante como sea. Que si hay una oportunidad, por muy complicada que se vea, hay que tomarla y aprender de sus lecciones.

EL OLVIDO

La prensa lo bautizó como "Súper Mario" en 2010, cuando salió de la cápsula Fénix saltando feliz por el rescate. Y hoy ya está consciente de su papel mediático. Para fiestas patrias realizó un centro costumbrista en Pudahuel, y tiene una página web actualizada con noticias de todos sus movimientos. En una foto sale con Antonio Banderas, en otra lanzando un comunicado público sobre un supuesto representante.

Cuando le preguntan por la división que estarían viviendo los 33, Mario dice que hay un poquito de todo, porque es imposible mantener a tantas personas unidas. Pero aclara que por contrato están obligados a estar juntos, por el libro y la película que se vienen para recordar su epopeya en la mina San José (ver recuadro).

-Estamos súper contentos por el preestreno de "Los 33", viene muy linda. Porque una vez, si ustedes, los ciudadanos de este país que nos han tratado muy mal en este último tiempo, no se han dado cuenta, Chile queda muy bien parado, en términos profesionales, en términos de trabajo, en términos de unión de la fuerza que tenemos cuando estamos en adversidades.

Sus palabras denotan dolor. Siente que las últimas noticias que se han conocido sobre los mineros no han sido para nada positivas, después de todo lo que han hecho ellos por nuestro país. "Se va a terminar Chile y no nos van a pagar todo el sacrificio que los 33 hicieron para con eso", dice.

-Fíjate que el olvido me da lo mismo. Yo soy súper honesto, al día hay que vivir el momento. El sueño empieza cuando el avión vuela y termina cuando el avión aterriza. Porque si yo me quedo en el sueño viejito, no voy a tirar nunca para arriba.

LOS HIJOS

-Yo trabajo veinte horas diarias loco- dice Mario mientras posa para la cámara. Está un poco intranquilo, faltan minutos para que Sepúlveda ingrese al hall para la conferencia de prensa, y el minero deja su taza de café con leche para las fotos, y aprovechar de buscar un lugar donde fumarse un puchito.

Veinte horas diarias, "y un poco más" dice, que son exclusivamente para darle una buena educación a sus hijos. En eso está enfocado ahora: trabajar y seguir trabajando, para que su descendencia no pase por lo que pasó él.

-Mi ley personal es que se eduquen, y sean superiores a mí. Que sean profesionales y no los traten como a mí me han tratado, por no pertenecer a una generación de profesionales. Mis hermanos y mi generación han sufrido mucho.

Mario se quiebra. Hablar de sus hijos le emociona, y las palabras se trancan entre medio de las frases. "No estoy triste, estoy emocionado", aclara. "Me emociono en poder recordar que junto a mis hermanos hemos podido sacar a una nueva generación de profesionales", dice.

Queda poco para ingresar al hall, y el minero nos explica lo que contará dentro. No importa cuánto tengas en la vida, en ámbitos tanto sociales como económicos, porque es mucho más importante compartir los conocimientos. Le satisface que gente de otras clases sociales puedan conocer su concepto de la vida mirada con ojos de trabajador.

-Lo bueno de esto es tener la humildad de poder escuchar, para poder seguir creciendo y aprendiendo de la vida, eso es súper importante.

Oportunidad, oportunidad, oportunidad. El concepto lo maneja como nunca, y lo repite en varias partes de la conversación. Éste es el mismo Mario Sepúlveda que salió de la mina, pero no el que entró. El accidente lo marcó a fuego, pero una oportunidad, como ésta de dar conferencias motivacionales, lo tienen en un hotel cinco estrellas, viajando por todo el país, contando sus problemas pasados y mostrando que sí se puede avanzar. Y da un ejemplo.

-Imagínate que viene el canal 13, o el 11, y te da pega. ¿Qué hací tú?

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