Datos de la Organización para las Naciones Unidas revelan que Chile fue el país sudamericano donde más creció el número de inmigrantes en los últimos 13 años, pasando de poco más de 107 mil en 1990 a 398 mil el 2013. El año pasado hubo un aumento de 24%. Corresponde a personas que fueron atraídas desde países vecinos, por el buen momento de la economía y la demanda de trabajadores.

La ONU advierte que a nivel mundial, en la actualidad hay más personas que nunca viviendo en el extranjero, es decir, en naciones que no son aquellas donde nacieron. Chile se ha convertido en un país que atrae a inmigrantes del continente, cuestión que no siempre es bien vista por la población. También son miles de chilenos que se han distribuido por todo el mundo, buscando un mejor futuro.

Como sea, Chile tiene una gran oportunidad de implementar políticas que le permitan ordenar y sacar el mejor provecho posible al crecimiento migratorio, anticipándose además a problemas potenciales que se pudieran generar con este fenómeno. Estos programas deberían considerar que la mayoría de los inmigrantes proviene de países vecinos y en general cuentan con una calificación laboral baja. Recientemente la Universidad Católica dio a conocer un estudio según el cual casi el 15% se desempeña como personal doméstico y un porcentaje importante lo hace en servicios asociados al comercio. Profesionales en las áreas de Medicina, Ingeniería y académicos no llegan al 2%.

Países como Australia han introducido normativas que atraen inmigrantes con alto nivel educacional, jóvenes y con habilidades para insertarse rápido en el mercado laboral. Asimismo, se han aplicado normativas para atacar el empleo informal en este grupo y disminuir la carga fiscal por servicios sociales. Para Chile, el desafío es aumentar las exigencias para los inmigrantes y atraer a los mejor calificados.

Cabe recordar que según datos de Extranjería, 36 mil extranjeros viven en la región de Tarapacá. Esto equivale al 6,2 por ciento del total de migrantes residentes en el país.