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Víctor Chiappa: el hombre que consigue que la gente sea ciega por unos momentos

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Cierre los ojos, sienta todo lo que está cerca suyo y tome atención a los sonidos y sensaciones que le producen las cosas que lo rodean.

Ahora ábralos, pero en vez de sentir rayos de luz que le molestan, sigue viendo el color negro profundo, sin poder apreciar lo que siempre pudo ver.

Eso es lo que intenta enseñar Víctor Chiappa, con el propósito que la gente pueda empatizar con las personas ciegas, por la necesidad de que no los miren como discapacitados, sino como seres que poseen una capacidad distinta al resto, pero con virtudes.

"Comencé primero con charlas de lo que era la ceguera, que a la gente le llegaba, porque para muchos era la primera vez que veían a una persona ciega tan de cerca, pero me di cuenta que algo faltaba y, al pasar del tiempo, se me ocurrió que podía ponerles un antifaz, para que supieran cómo es estar en mi mundo y, principalmente, para que se den cuenta que aunque no vean, siguen teniendo el mismo valor, que ellos no cambian; siguen siendo las mismas personas", explicó Chiappa.

Lo anterior, ya que en su experiencia, pueden haber muchos powerpoints con todos los adornos del mundo, presentaciones académicas de primer nivel, pero que quedan en el olvido cuando se termina la charla, por lo que una experiencia más vivencial sería una de las cosas que duraría mucho más en el inconsciente de quienes participan en estos talleres, reconoce Víctor, .

"Comencé con 15 antifaces y ahora tengo más de 50 que ocupo cuando los requieren, pero me gustaría que la gente llamara más para repetir esta experiencia, debido a que con esto se educa y empatiza con el mundo de la discapacidad", adujo el profesional.

En el último taller que realizó, donde participaron cerca de 80 micro, pequeños y medianos empresarios de la ciudad, fue un total descubrimiento para muchos.

Víctor entró cuando todos ellos tenían los ojos vendados y comenzó a bromear para romper el silencio que reinaba.

"No soy Onur, por si lo preguntan, pero les traeré una nueva experiencia".

Lo primero que él dijo a los empresarios es que prestaran atención de lo que estaba a su alrededor, luego que hablaran de la experiencia, de lo que sentían en ese instante.

"Me siento sola", dijo una de las presentes. "Yo estoy angustiado, desesperado", expresó otro de los asistentes. "Yo siento que estoy solo, que no hay nadie alrededor mío. Eso me hace sentir desamparado... Solo", manifestó otro.

Tras esto, llamó a las personas a que se acercaran a él, siguiendo sólo su voz. Los que decidieron levantarse de su silla, lo realizaron de manera dubitativa, chocando con todo a su alrededor y de manera desorientada. Ninguno de los que realizó el intento pudo llegar por sus medios hasta donde Víctor Chiappa, sino que tuvieron que ser socorridos por dos personas que estaban sin vendas en el lugar, sirviendo de apoyo.

"No es fácil para nadie hacer esto, imagínense lo que yo he tenido que afrontar toda mi vida y aún así, hago clases; me muevo bien por la ciudad y no tengo problemas para movilizarme, lo que sí les pido es que nos tengan más consideración cuando nos vean", expresó el relator.

Otros tips entregados para hacer más amable la vida de los ciegos, es que no estacionen automóviles sobre la vereda, que no los dejen hablando solos, que retiren obstáculos a la altura de la cabeza de las personas con visión limitada, entre otras recomendaciones.

Vida

Víctor Chiappa nació en Iquique y de pequeño estudió en la ex Escuela 4, donde tenía una visión muy limitada, así que se considera ciego de toda la vida, pero aún así tuvo profesores con buena disposición, a pesar de no existir un proyecto de inclusión.

Después tuvo que irse a La Serena, para estudiar como interno en esa ciudad en el colegio Luis Braille, para aprender a usar el bastón, leer, escribir entre otras acciones complementarias.

"Luego estudié programación de aplicaciones computacionales en un Instituto Profesional y fue difícil, porque en ese tiempo no existían lectores de pantallas ni nada, así que también fue con mucha voluntad".

Recién en 1999, más de siete año después de titularse, pudo encontrar un trabajo estable, en la Universidad Arturo Prat.

Primero como administrativo, luego como ayudante de un ramo y ahora es profesor en kinesiología en el módulo sensorial, además hace capacitaciones para personas ciegas o con algún tipo de discapacidad.

"Agradezco donde estoy porque a la gente le cuesta confiar, porque desconoce las capacidades que tenemos y el llamado con esto es que traten de informarse de nuestras capacidades", concluyó. J