Una valiosa ayuda recibieron trece trabajadores de la Caleta Guardiamarina Riquelme, que perdieron sus embarcaciones, tras el terremoto y posterior tsunami de principios de abril.
Los hombres de mar se vieron doblemente damnificados, luego que quedaran fuera de la ayuda gubernamental, en cuanto a la reposición de sus botes, debido a que no contaban con el registro de pesca artesanal.
Por esta razón, Corpesca entregó trece embarcaciones. Según argumentó Arturo Natho, gerente de la empresa, se trató de "un diseño que fue ajustado por los propios pescadores, de acuerdo a la realidad marítima del norte: unidades con una eslora de entre 5 y 7 metros, con una proa bien definida y que favorece una mejor navegación, más segura y eficiente en términos de consumo de combustible".
Para José Gajardo, esta ayuda será primordial, ya que mientras estuvo sin su fuente de trabajo, se dedicó a sacar erizos, lo que le dificultaba mantener su hogar y a su esposa no vidente.
Osvaldo Fuenzalida fue otro de los afectados. Con una familia de seis personas se las arregló todo este tiempo desempeñando diversos oficios.
La inversión ascendió a 47 millones de pesos. J