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A 107 años de la masacre de la Escuela Santa María

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Poco o prácticamente nada queda de la confrontación entre los trabajadores de las salitreras y la fuerza pública, que tuvo como resultado una masacre donde murieron cerca de 2 mil obreros y sus familiares.

Hoy la historia vuelve a conmemorarlos, tras 107 años de sucedida la matanza de la Escuela Santa María de Iquique.

A pesar de los años y los recuerdos que dejó el fatídico hecho, el lugar es actualmente utilizado como el Liceo Bicentenario Santa María, inaugurado recientemente con una infraestructura moderna y sin rastros de que algo hubiese pasado el 21 de diciembre de 1907.

Cuando los cargadores y lancheros de varias salitreras bajaron a Iquique, lo hicieron con el claro objetivo de solicitar un aumento de salario, debido a que las condiciones laborales a las que estaban expuestos no les alcanzaba para alimentarse bien.

Al no ser tomados en cuenta, muchos que no eran del norte exigieron los medios necesarios para volverse al sur del país.

Sin embargo, nuevamente no fueron escuchados, razón por la que el 12 de diciembre de 1907 tomaron la determinación de irse a huelga.

Los sueños y esperanzas que tuvieron los obreros en ese entonces, fueron marchitándose con el paso del tiempo, luego de lo que ocurrió en la oficina Buenaventura, donde detuvieron a balazos a unos trabajadores que intentaron enviar a sus familiares a Iquique.

Con este episodio, el intendente de la época, Carlos Eastman, suspendió las libertades constitucionales y además ordenó trasladar a los trabajadores a las canchas del Club Hípico.

De esta forma, los obreros estuvieron en la plaza Manuel Montt, de forma provisoria, y ocuparon los grandes espacios de la Escuela Santa María (ubicada a lo largo de todo un lado de la plaza), demostrando su rechazo al Club Hípico, pues creían que iban a ser bombardeados en el trayecto que hicieran.

Ante la negativa generalizada que tuvieron los más de 8 mil y 10 mil hombres, mujeres y niños, las tropas abrieron fuego y el resto de los uniformados ingresó a la escuela disparando a todo quien estuviera en el interior del recinto.

El número de víctimas que dejó la matanza es discutible, siendo el primer cómputo de 140 muertos y la cifra más alta de 3.600. Mientras que, la más aceptada es de 2.200.

'Lo fundamental es conmemorar la memoria cada año, que todos los años se recuerde este hecho, con el propósito de poner en valor lo que fue la vida en la pampa porque este suceso trasciende el hecho mismo, pues permite rememorar el valor que tiene en el país', analizó el investigador y experto en la historia del Norte Grande, Sergio González quien calificó dicha fecha como un 'periodo de nuestra historia muy importante'.

El actual Premio Nacional de Historia también explicó que representa un capítulo que tuvo como protagonista a los obreros y el siglo del salitre.

'Hay que recordar la importancia social y cultural, ya que el Norte Grande de Chile se construye en el siglo del salitre y no solamente me refiero a Tarapacá, por lo tanto, marcó una época de construcción histórica de lo que hoy es el Norte Grande y por eso me siento muy contento de ser un historiador especializado en el salitre', dijo González.

Respecto a la fecha de la masacre, el iquiqueño aclaró que no se vivía una época de crisis en 1907.

'Creo que queda en el imaginario que vivíamos en una crisis porque hubo una huelga. Pero no fue por una economía en descenso que no le dieron el aumento de sueldo, sino que Chile vivía una fuerte inflación, lo que hizo que los industriales salitreros perdieran claridad respecto a los salarios, perdiéndose el valor del dinero, pues el peso se estaba devaluando con la libra esterlina; ese tipo de cosas fueron muy importantes, por eso esa huelga se conoció como la de 18 peniques, porque los obreros pedían que el peso tuviera el mismo valor que 18 peniques', añadió.

Actualmente, la ex escula fue reemplazada por un liceo que posee una matrícula de 840 alumnos, según comentó Eliana Díaz, directora del establecimiento, quien además advirtió que todo en el lugar es absolutamente nuevo.

No obstante, tanto profesores como alumnos coincidieron en que hay algo más que contar en la historia.

De acuerdo a lo que informó la profesora de historia, Macarena Vega, los alumnos se interesan en los hechos porque les da curiosidad saber qué ocurrió en ese entonces.

Dicho esto, la situación que más llamó la atención de la comunidad estudiantil fue el relato que hicieron unas niñas de tercero básico.

'Las niñas de tercero básico dijeron que habían visto a una niña de pelo largo y amarillo con pijama; dijeron que lloraba y que salió muy molesta, corriendo mesas, sillas y botando mochilas', afirmó Pamela Miranda, profesora diferencial que trabaja en la sala del Programa de Integración Especial (PIE).

'En la sala de PIE es donde más suceden cosas; por ejemplo, a una colega le levantaron la bolsa del pan y desde las salas del segundo piso se escucha que caen bolitas al unísono', dijo Miranda quien además dio a conocer que en dos ocasiones encontraron muñecas en el suelo, mientras la sala estaba cerrada.

'Las muñecas son de trapo, lo cual debe ser atractivo, ya que en esa época eran de dicho material; en todo caso, yo traje una muñeca de porcelana que guardamos junto a las otras'.

Otro hecho que causó impacto entre los docentes y estudiantes fue una foto que tomó una profesora.

'Ella había venido a ornamentar su sala con una sobrina durante la noche y en un rato se pusieron a sacar fotos; después de revisarlas, se dieron cuenta que había una silueta', precisó César Castro, profesor de educación física, a quien también le pasaron sucesos paranormales. J