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Eliminación de feriados religiosos

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El proyecto de ley que busca la supresión de cuatro feriados, tres de ellos religiosos, discutido en la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados causó revuelo a nivel nacional. La iniciativa, presentada hace unos meses por los diputados Andrade (PS) y Jiménez (PPD), propone incorporar esos días a las vacaciones anuales de los trabajadores, pues -a su juicio- más que una conmemoración de una fecha precisa, se han convertido solo en días de descanso adicionales. El Gobierno se ha manifestado a favor de la búsqueda de un consenso entre empresarios, trabajadores y la Iglesia Católica, institución que expresó su preocupación por la propuesta.

Se trata de las festividades religiosas de San Pedro y San Pablo, de la Asunción de la Virgen y de la Inmaculada Concepción -además del feriado civil movible del Día de la Raza que recuerda el descubrimiento de América-, evocaciones de continua presencia en nuestra historia y de gran devoción popular en el caso de las religiosas, especialmente aquellas celebraciones marianas, cuyas conmemoraciones fueron ratificadas por un concordato entre la Santa Sede y el gobierno de Chile a comienzos del siglo pasado.

Nuestra identidad cultural está fuertemente caracterizada por la tradición cristiana que se expresa mediante una activa religiosidad popular que -entre muchos aspectos- se manifiesta a través de un transversal marianismo.

A nivel local miles de personas llegan a celebrar a la Mama Asunta en Huatacondo el 15 agosto, donde los oriundos del pueblo al interior de Pozo Almonte aprovechan el feriado para escapar del estrés de la ciudad, participar de las celebraciones religiosas y reencontrarse.

Parece contradictorio que, luego de la aprobación legislativa de varios feriados irrenunciables y de otros de carácter regional o local, se esgrima para la eliminación de estos la necesidad de disminuir el excesivo número por el impacto negativo de la interrupción de la actividad productiva.

Pese a ello el turismo y sobre todo el regional, se vería seriamente afectado, debido a que por las características climáticas de Tarapacá, Iquique está entre los destinos preferidos de los chilenos para viajar durante el año, quienes escapan del frío en la zona central y sur del país.

Felipe Caveric

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La oferta de postgrados impartidos por universidades chilenas se ha incrementado notablemente en los últimos cinco años. Hoy en día, se ha transformado en un requerimiento casi imprescindible en el ámbito profesional el contar con un magíster o en el caso de postulantes a entidades académicas el poseer el grado de doctor.

En Chile, durante los últimos diez años se ha incrementado en un 35% el número de profesionales que optan por un postgrado, los cuales son principalmente programas de magíster.

Este hecho, se ha visto favorecido por la creación de programas de becas pertenecientes a la Comisión Nacional de Investigación Ciencia y Tecnología y fondos derivados de agencias de cooperación internacional y subsidios de entidades privadas, los cuales financian estudios de este tipo a desarrollar en universidades nacionales e internacionales.

En Europa, desde hace unos años atrás, se ha implementado el sistema de créditos universitarios reconocidos a nivel europeo por medio del proceso de Bolonia. Este sistema se basa -entre otros aspectos- en el reconocimiento a nivel europeo de títulos de grado y postgrado obtenidos dentro del espacio europeo de educación superior, integrado en su gran mayoría por las universidades pertenecientes a países de la Unión Europea.

Además se ha incorporado la posibilidad de cursar estudios de magíster con una duración de dos años, luego de obtener la respectiva titulación de pregrado. A nivel local, en Iquique existe una amplia gama de disciplinas en las cuales se pueden obtener los grados de magíster y doctor, entre ellas figuran la agricultura, las ciencias ambientales y la dirección de empresas, entre otros.

El hecho de lograr perfeccionarse a nivel de postgrado, debiera significar necesariamente en los próximos años un aumento en las capacidades técnicas de funcionarios adscritos a servicios públicos o profesionales asociados a empresas privadas, mientras que a nivel de doctorado debiera traducirse directamente en el incremento de la competitividad de las universidades a nivel sudamericano y en un aumento del número de patentes y publicaciones científicas en áreas de interés prioritario para el país.