Hace unos días la encuesta Casen 2013 reveló una baja sin precedentes en los niveles de pobreza de nuestro país, confirmando así la persistente reducción de ésta desde 1990.

Sin embargo, a muchos parece no importarles este hecho.

Es más, el desagrado por las cifras de desigualdad arrojadas por la misma encuesta han causado el suficiente desagrado como para opacar el primer indicador.

¡Lo han logrado!

El discurso igualitarista ha calado hondo en nuestras mentes, hemos aprendido que mirar al de al lado es lo más importante y mirarnos a nosotros mismos ya no lo es.

¿A quién le importa ahora la reducción de la pobreza?

Solo al pobre, nuestros políticos y líderes se esmeran hoy en una tarea, al parecer, mucho más noble e importante.

Y por qué no decirlo también, mucho más lucrativa y favorable para sus campañas.

Anushka Baloian