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Ciudadanos del mundo en buscade un nuevo comienzo en Iquique

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El ambiente lúgubre y desolado reina en las calles de Iquique. Toda la ciudad duerme, menos algunos inmigrantes que quieren cimentar una vida en nuestro país.

Son las 6 de la mañana y ciudadanos de varios países esperan un buen lugar afuera de la oficina del Departamento de Extranjería. Acompañados de una frazada y armados de paciencia, una decena de inmigrantes buscar regularizar su situación migratoria en nuestro país.

Sentados en las baldosas y acompañándose el uno al otro está una pareja de ciudadanos paraguayos que quieren hacer una vida en la región.

Guido, de 24 años, dice que llegó a las 3 de la mañana para poder completar sus papeles de residencia. Llegó hace dos meses desde su país natal y por mientras ayuda a su madre en la cafetería familiar.

'Tuvimos que venir a esta hora porque si llegamos tarde después no hay tiempo para ingresar y es más difícil hacer los papeles. En todas partes hay que hacer filas, yo creo que es normal esta situación', cuenta el joven, quien agradece que en esta oportunidad por suerte no hubo tanto público esperando su turno.

'A mí me gustaría obtener mi visa de trabajo y poder trabajar. Mi mamá se vino antes así que me explicó cómo estaban las cosas acá', dice el ciudadano extranjero, quien espera con ansías ver los primeros rayos de sol.

Unos metros más allá, espera de pie Diver, un joven colombiano de 20 años, quien llegó hace quince días al país en busca de nuevas oportunidades. 'Es mejor venir muy temprano para que te atiendan de los primeros', cuenta el hombre que llegó a las 3.15 de la mañana para acceder a un cupo de atención para regularizar su situación.

Afirma que no está acostumbrado al frío, pero igual quiso hacer el esfuerzo. En Buenaventura -su ciudad de origen- las temperaturas son más cálidas, pero de a poco se acostumbra al frío antes del alba.

'No me parece mucho la forma en que hay que hacer nuestros papeles. En Colombia no hay que hacer filas y te llaman rápidamente a una hora determinada', expresa el joven al contrastar cómo funcionan los trámites en ambos países. Sin embargo, añade que lo anterior es lo único bueno que tiene el país caribeño.

El inmigrante dice que ya no pudo quedarse por el creciente nivel de violencia en su país y que él no quiere saber nada de eso. 'Esa no era la vida que yo quiero para mí', argumenta.

Llegó porque unos familiares que viven en Chile lo animaron a venir, arribó solo este mes y le gustó, e incluso su proyecto es quedarse un buen tiempo para mejorar su vida y hacer verdad lo que un día soñó.

El origen de la inmigración en Iquique (o Nuestra señora de la Concepción de Iquique) ocurre cuando los primeros inmigrantes -al parecer nómadas cazadores y pesqueros- se instalan en la playa del Colorado, cuenta Patricio Rivera, historiador de la Universidad de Tarapacá.

Hacia el año 1556, en el inicio del mineral de plata de Huantajaya, ya existían inmigrantes españoles y aparecen los mestizos en la actual ciudad. Hacia 1789, existen datos de un calafatero de origen vasco, por lo cual en la Colonia e inicios de la República del Perú la inmigración es baja, dada por la sequedad, carestía y las epidemias.

'La inmigración comienza con el período salitrero por la exportación del mineral, por ello llegan inmigrantes ingleses, principalmente técnicos especializados y empresarios; también franceses y chilenos, por tanto la primera inmigración es salitrera en el Iquique peruano', relata Rivera.

Desde 1860 aparecen los primeros italianos que se relacionan con las inmigraciones de ese país al Perú. Luego desde 1870 a 1900, hay alta tasa de inmigración chilena, explicada por la guerra de 1879 y por el triunfo chileno de ésta, es decir, llegan chilenos al nuevo Chile.

'La inmigración China, data desde 1860, a ellos se les acusa de las epidemias y con ellos, se nutre un elemento importante del mestizaje local, dado que son cantoneses principalmente los que llegan a Iquique, muchos de ellos provienen de misiones católicas', complementa el historiador.

Por tanto, hacia el siglo XX, hay otra ola inmigratoria. 'Cada ola responde a fenómenos económicos. El Iquique salitrero termina hacia 1930 y con el ciclo pesquero de 1940 a 1990, llegan principalmente chilenos del centro y sur, además de españoles', dice Rivera, quien asevera que luego comienza el ciclo Zofri, llegando todos los inmigrantes de Asia y el mundo islámico, en los períodos 1980-2000.

Por último, está el ciclo minero que corresponde a los años 1990-2014, donde llegan chilenos, bolivianos, peruanos y argentinos. 'El fenómeno colombiano es del 2005 en adelante y con ello se sitúan en servicios terciarios, como comercio y alimentación', remata el historiador de la UTA.

A juicio del sociólogo Bernardo Guerrero, la inmigración enriquece la diversidad cultural en el ámbito alimenticio, la música, y la moda. 'Es puro aporte, pero para eso hay que tener una sociedad abierta que valore la diversidad', dice el profesional.

Guerrero considera que falta un sistema educativo más abierto y tolerante, que valore al diferente y ese cambio parte desde el hogar e 'incluso por reconsiderar chistes de corte racista'.

De acuerdo a datos de Extranjería y Migración, se estima que alrededor de 27.565 extranjeros residen en Tarapacá, lo que equivale al 6,2% de la población inmigrante residente en el país, siendo la tercera región más relevante, tras la zona Metropolitana y Antofagasta.

Al considerar la migración de largo plazo, las comunidades predominantes en la región son las de origen peruano, boliviano, chino, ecuatorianos y colombianos.

La población inmigrante en la región se encuentra en un franco proceso de crecimiento, lo que se refleja de manera relevante en el aumento creciente del número de permisos de residencia temporales junto con la estabilidad de los permisos de residencia definitiva.

Si a esta estimación de residentes se le incorpora la migración reciente, compuesta principalmente por los permisos de residencia temporal (para el año 2013), la cantidad de inmigrantes en la región llega casi a las 36 mil personas. A ello se suma la estimación que dice que habría un 20 por ciento de extranjeros que no tiene regularizada su situación migratoria.

Muchos extranjeros han hecho de Chile su casa. Aquí han cimentado sus vidas, logrado estabilidad y en algunos casos formar una familia.

Douglas Cruz, ciudadano peruano que llegó a principios de la década de los 90 a la ciudad, dice estar agradecido de Iquique.

Por años fue dirigente de su comunidad y comenzó a organizar actividades que reunían a sus compatriotas. Actualmente siente orgullo al ver levantada y repleta de público el Festival de Colectividades Extranjeras realizado en plaza Prat.

En este lugar vio crecer a sus hijos. El niño que llegó de cuatro años a Chile hoy tiene 28 y aquí vio nacer a su hija de 15 años. Su alegría se completa con el nacimiento de su nieto.

Quien también descubrió un nuevo comenzar es el ciudadano boliviano William Coca, un conocido dirigente de su comunidad.

'Yo vine por una semana y me terminé quedando 20 años', cuenta entre risas el también usuario de Zona Franca. A su juicio, Chile le ofreció buenas posibilidades de hacer negocios, pero luego se enamoró de la pesca, actividad que es una de sus pasiones.

El boliviano si tuviera que buscar algo no tan grato, recuerda episodios de discriminación por su color de piel, pero dice que siguió adelante sin prestar mucha atención. 'Eso nos ha servido para levantar la voz', adiciona.

Tania Zeng también se siente una chilena más, a pesar de venir desde tan lejos. Ella es una ciudadana china que vive hace 25 años en el país. Al sur de Latinoamérica se casó y tuvo hijos, quienes tienen 24 y 14 años.

'Lo más difícil al principio fue el idioma porque yo no entendía nada de español, pero con esfuerzo y por obligación tuve que aprender', cuenta la ciudadana china, quien agrega que ya se acostumbró a nuestra cultura e incluso se atreve a decir que sus platos favoritos son los porotos, la cazuela y las pantrucas.

La china finaliza diciendo que piensa quedarse en Chile porque aquí formó su hogar que tiene como de telón de fondo Iquique, ciudad que le fascina por su clima.

Un inmigrante que también eligió Iquique como el lugar para proyectar su vida es Eduard Campas, un ciudadano colombiano que se luce cortando el pelo con ingeniosas figuras.

Dice que agradece a Chile, porque aquí pudo desarrollar su arte e instaló su negocio.

No obstante, en el camino encontró situaciones difíciles: 'Cuando recién llegué sentí cierta discriminación que yo sentí como normal, pero con el paso del tiempo para la gente es algo normal porque hay más personas de raza negra. Incluso ahora la gente nos aclama por el arte que hacemos en la peluquería'.

El también dirigente de su comunidad hace 8 años llegó y piensa quedarse por mucho tiempo, pues encontró comodidad y estabilidad.

Los hijos de padres extranjeros tienen derecho a recibir educación, mediante una matrícula provisoria durante el proceso de regularización de su situación migratoria.

Según contó Pablo Valenzuela, jefe provincial de Educación, hubo 2.003 alumnos extranjeros el año pasado con matrícula provisoria. En tanto, para este año han sido entregadas 611 matrículas.

Las nacionalidades que más requieren este tipo de matrículas para acceder a educación son en orden decreciente los bolivianos, peruanos, colombianos, ecuatorianos y argentinos.

'Todas las matrículas tienen un margen de un año, al año siguiente el alumno que no ha regularizado su situación migratoria tiene que volver a solicitarla', comenta Valenzuela.

En este tipo de casos prima el derecho a educación que tienen todos los alumnos en base a los derechos del niño.

'Chile ha avanzado mucho para aceptar que la migración es un fenómeno que llegó para quedarse', asevera Valenzuela. J