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Iquiqueños aún prefieren los bares tradicionales

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Abrieron sus puertas hace más de 30 e incluso 60 años, sin embargo, aún siguen ofreciendo aquellos productos que, así como permitieron mantener su clientela a través del tiempo, atrajeron a nuevos grupos de personas.

Se tratan de tradicionales bares de Iquique como Curupucho, Genovés y Democrático además de la shopería Chache cuyos propietarios coinciden en que sus locales son el punto de encuentro para iquiqueños de antaño y de las nuevas generaciones. Esto al referir que sus clientes, además de acudir a disfrutar un trago, van a reunirse con sus amistades o en búsqueda de aquel oído que esté dispuesto a escuchar sus alegrías y tristezas.

Desde mayo de 1976, Alfonso Dastres dirige Curupucho en cuyas instalaciones inicialmente funcionó una confitería, para luego convertirse en bar.

Narra que los jóvenes que en aquella época visitaron su bar, ahora con más de 50 años de edad siguen frecuentando el Curupucho para compartir un refrescante vaso de cerveza o un vaso de vino mientras comentan sus vivencias o recuerdan épocas de antaño.

"Quien se va de Iquique y vuelve después de años y quiere encontrar a algún amigo, viene aquí a buscarlo", comenta Dastres quien precisa que actualmente el 60% de su clientela son adultos y adultos mayores que vieron los inicios del Curupucho.

Una barra forrada en cuero de color rojo y con mesón de mármol negro lo distingue de otros bares, además de tener de adorno en sus paredes botellas de bebidas que con el paso de los años salieron del mercado como es el caso del agua mineral Chusmiza, además de fotografías de la época de la explotación del salitre.

Dastres afirma que quienes acuden al bar no toman un vaso de cerveza, vino, vodka, o whisky ya que mínimamente se retiran tras haber bebido dos tragos. "Entre el 69 y el 80 un trago que se pidió bastante era 'Diente de tiburón' que es propio de la casa y que resulta de la combinación de ron, gin, martini y jugo de limón", comenta el propietario, quien precisa que el bar también es un centro de difusión cultural debido a que una vez al mes se reúnen los miembros de la Sociedad de Escritores de Chile - Filial Iquique para compartir sus producciones literarias.

atención personalizada

Con 18 años más de antigüedad en comparación al Curupucho se encuentra el bar Genovés, el cual comenzó a atender un 2 de febrero de 1958. Este, a diferencia del anterior, no ofrece aquel ambiente íntimo para que los clientes compartan en tranquilidad, sin embargo, esto no es impedimento para quienes van en busca de un vaso de cerveza o vino.

Su propietario Mario Solimano cuenta que, tras la inauguración del local, su principal público siempre estuvo compuesto por varones mayores de 50 años a quien él los llama "gente de edad".

Aunque han trascurrido 56 años desde su apertura, recuerda que aquella época durante la temporada de invierno el "Cuba libre" fue el trago preferido por los clientes. "En aquellos años se preparaba con Vidu Cola y ron Jamaica", detalla Solimano al decir que con el paso del tiempo este fue desplazado por el vino, sin embargo, afirma que desde siempre la cerveza es la preferida del verano.

El dueño del bar, al igual que Dastres, es el encargado de atender personalmente a quienes llegan al lugar lo cual -según dice Solimano- es el secreto que permite mantener cautiva a su clientela debido a que hay mayor cuidado en el trato, a diferencia de actuales establecimientos donde los garzones son los responsables de servir.

Con más de medio siglo de funcionamiento, el bar Genovés se mantiene en su ubicación original y sus instalaciones sólo sufrieron alteraciones en su fachada por lo cual mantiene su esencia inicial. "Lo único que se cambió fue la fachada. Era de madera pero se tuvo que reemplazar por cerámica", detalla.

DUEÑO Y CONSEJERO

Para Néstor Muñoz, actual administrador del bar Democrático, el secreto que les ha permitido mantenerse vigentes con el paso de los años es tratar a los clientes como si fueran parte de la casa.

Dice que vestir sencillo y no con traje como los mozos de bares modernos, permite crear la confianza que necesitan los clientes a quienes, en lugar de atenderlos como consumidores, los recibe como si fuesen un familiar o amigo cercano.

"Aquí uno es sacerdote, doctor y consejero", dice Muñoz al comentar que mientras sirve vasos de cerveza, vino, o ron a los varones que llegan hasta el bar, debe escuchar sus problemas económicos y de salud pero principalmente de amor.

Mientras mira desde la barra a un grupo de hombres que comparte una caja de vino tinto y sostienen una amena conversación, el administrador evoca que antiguamente el local atendía hasta las 9 de la noche, ya que a esa hora las personas se retiraban del lugar. Informa que actualmente atienden hasta las cuatro o cinco de la mañana debido a la demanda de las personas, asimismo precisa que en el mejor de los días atienden a 250 clientes.

"Antiguamente todos se retiraban temprano a casa", comenta en medio de sonrisas al subrayar que lleva 11 años trabajando en el bar que desde 1950 funciona en la ciudad.

NEGOCIO DE AMIGOS

Para el propietario de la shopería Chache, Orlando Miranda, aquello que les permite seguir teniendo acogida por parte del público desde 1969, es ser un "negocio de amigos".

"Aquí los clientes vienen y comparten, no hay discusiones ni peleas y espero que no las haya", afirma Miranda.

Sostiene que el pequeño espacio del local en vez de ser una limitante es un beneficio porque permite que haya un mayor acercamiento con el cliente. "Al ser más chiquito, es más cálido", remarca.

Al igual que los otros bares, Miranda es quien atiende a cuanta persona llega al lugar ya que -según dice- servir personalmente los chop de cerveza le ofrece la posibilidad de establecer lazos de amistad con el consumidor, ya que mientras hace esto siempre surge algún comentario del cual luego se puede entablar una conversación.

"Yo mismo como propietario los sirvo y trato de que esta experiencia sea la más grata para el cliente", agrega.

Miranda comenta que para brindar a los clientes la cerveza en shop trajo barriles de roble desde Antofagasta. Dice que esta fue una novedad en la época y que seis meses después a la apertura de la chopería otros locales copiaron esta forma de expender la cerveza en la ciudad.

"Antes estábamos en Orella con Obispo Labbé y luego nos trasladamos aquí a la esquina de Vivar con Bulnes. Fuimos la primera shopería en Iquique", evoca el dueño del local.

Finalmente revela que un cambio que notó con el paso del tiempo es que hace unos cuatro años las mujeres no se atrevían a ingresar al local, sin embargo, ahora sí van en búsqueda de un schop de cerveza. J