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Mateo Fistonic: El croata de 102 años que huyó de la guerra y forjó su futuro en Iquique

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A sus 102 años, Mateo Fistonic recuerda como si fuese ayer cuando dejó su natal y querida Croacia para no correr la misma suerte de su padre y hermano: resultar herido o muerto en una guerra mundial.

Pese a su avanzada edad, Fistonic se mantiene lúcido y ello le permite evocar recuerdos de su adolescencia. Cuenta que con apenas 16 años decidió partir de su tierra antes de presentarse al servicio militar y tener que participar en posteriores conflictos bélicos como la segunda Guerra Mundial, desatada en años posteriores.

A bordo del trasatlántico italiano Virgilio, Fistonic emprendió, junto a tres amigos, el viaje de un mes que cambiaría el rumbo de su destino.

Sin hablar español y tan solo con tener referencia de que en la ciudad chilena de Iquique encontraría a algunos paisanos, el hombre croata llegó un 2 de diciembre de 1929 a la 'Tierra de Campeones'.

Con la única experiencia de haber realizado labores de campo en forma rudimentaria junto a sus padres y hermanos, Fistonic comenzó a buscar trabajo en la ciudad.

Cargar sacos de distintos productos así como barriles de vino fue el trabajo que -según narra- encontró en un almacén ubicado en la calle Juan Martínez con O'Higgins.

'Trabajaba como burro, cargaba los sacos de 100 kilos y barriles de vino de más de 100 litros, era un trabajo terrible', detalla.

A los dos años, una mejor oferta laboral en una empresa salina hizo que Fistonic dejara la ciudad y se fuera a vivir a la pampa sin imaginar que el trabajo sería más forzado.

'Cargábamos sacos de 120 kilos y terminaba ensangrentado, trabajaba día y noche. Para subir los sacos al ferrocarril era una terrible pesadilla', precisa.

Fistonic recuerda que fueron seis meses de sacrificado trabajo que acabaron con la recepción de una carta de Marco Derpic, propietario de un almacén situado en la intersección de las calles Tarapacá con Juan Martínez, quien le pidió que retornara a la ciudad.

Al llegar nuevamente a Iquique, el croata recibió una oferta laboral de Derpic, quien le advirtió que las labores eran desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche, pese a ello el varón aceptó.

Fistonic, cuyo acento al hablar aún pone en evidencia su ciudadanía extranjera, dice que durante todo el tiempo que trabajó para terceros, su misión fue ahorrar.

Fue así que llegado el momento, el hombre emprendió su propio negocio y alquiló un local en la esquina de las calles Serrano con Errázuriz.

Remarca que su esfuerzo y dedicación en el trabajo, le permitió seguir ahorrando y posteriormente trasladarse a un mejor local en Juan Martinez con San Martín.

'Yo en ese tiempo tenía guardado como 16 mil pesos y con eso empecé a trabajar.

Tenía una venta tremenda y yo iba juntando la plata, no me la gastaba', detalla al agregar que su último local 'El rey que rabió', estuvo ubicado en Bolívar con Juan Martínez.

En medio de toda su labor, siempre dedicada al rubro comercial, Fistonic confiesa que fue la italiana Delfina Bacigalupi, quien le hizo experimentar lo que es el amor. Con ella se casó y tuvo dos hijos, Ivo y Katisa, quienes actualmente tienen 78 y 74 años, respectivamente.

Aunque le cuesta recordar con precisión la edad en la cual se casó, comenta que tras recibir una invitación por parte de su futura esposa para asistir a una matiné comenzó el romance que luego se formalizó con una boda. 'Ella me buscó', expresa en medio de risas al evocar cómo conoció en Iquique a la madre de sus hijos.

Dice que desde entonces, su trabajo y familia fueron sus principales preocupaciones. No obstante comenta que el baile y el deporte también fueron su afición.

Mientras conversa trae a la mente recuerdos de haber destacado en competencias locales de levantamiento de pesas y lanzamiento de bala, obteniendo premios para su club Deportivo Sokol.

'Mi secreto ha sido trabajar y trabajar, y no tomar alcohol, ni fumar', subraya el croata quien, si bien añora su país natal, se siente agradecido con Chile y en especial con Iquique por haberlo acogido.

Sentado en una silla del patio de la casa de su hijo Ivo, el socio fundador del Club Croata no se cansa de compartir sus recuerdos y menciona que, tras la muerte de su esposa en 1997, sus hijos le pidieron que dejara de trabajar. 'Trabajé hasta los 80 años', remarca el hombre quien actualmente es abuelo de tres niños además de tener cinco bisnietos.

Han transcurrido 86 años desde su partida de Croacia y en todo este tiempo, Fistonic pudo visitar su país en dos oportunidades. Dice que el reencuentro con su amado país y en especial con la isla que lo vio nacer, Hvar, fue en 1957. De aquello tiene un emotivo recuerdo por cuanto tuvo la oportunidad de volver a estrechar entre sus brazos a sus seres queridos, quienes le pidieron que se quedara pero él les dijo que en Chile tenía su trabajo y su familia.

Fistonic detalla que en aquella oportunidad prometió a su familia volver, pero no lo hizo hasta 1998 cuando pudo viajar con su hijo Ivo y su nuera con quienes recorrió diferentes puntos del país.

El pasado 30 de enero, Fistonic cumplió 102 años y para su hijo Ivo además de ser una alegría es un recordatorio de que llevar una vida dedicada al trabajo, familia y deporte puede traer grandes recompensas, como disfrutar más años de vida gozando de salud y lucidez.

'Mi padre es un ejemplo. Nos formó en un hogar con mucho respeto y con valores como el respeto, honestidad y responsabilidad', expresa el hijo mayor quien espera poder compartir junto a su padre muchos años más. J