Acceder por la carretera a la comuna de Pica es una situación compleja ante el mal estado de la carpeta asfáltica.

De acuerdo a un recorrido realizado por este Diario y donde se midió el diámetro y la profundidad de estos daños, se pudo constatar que hay 172 hoyos en la calzada, los que se transforman en un serio peligro para la seguridad de los automovilistas, esto, sumado a la probabilidad de daños mecánicos, principalmente en los amortiguadores y los neumáticos de los vehículos.

Este tramo en la ruta A-665, que une al pueblo de La Huayca con el oasis de Pica, obliga a los conductores a realizar maniobras para esquivar los hoyos, las que en cualquier momento pueden incluso provocar volcaduras o colisiones frontales.

Los baches en la ruta tienen entre 60 centímetros y 1,70 metros de diámetro, con una profundidad de daño en la carpeta asfáltica de hasta 8 centímetros.

El alcalde de Pica, Miguel Ángel Núñez, reconoce que el mal estado de la carretera es un problema para los vecinos de esa comuna y para los miles de turistas que visitan la zona, sobre todo en época estival.

El ministerio de Obras Públicas (MOP) se encuentra reparando las imperfecciones en la ruta, aplicando parches. Esto lo hacen por administración directa de la Dirección de Vialidad. Es así que el MOP reconoce que de un total de 330 metros cuadrados de baches en la ruta se han ejecutado 260 metros cuadrados con soluciones de asfalto en frío, caliente y material estabilizado. Tras estas obras restarían 40 baches entre los kilómetros 31 y 34, en el sector entre La Huayca y Pica.

Mantener en óptimas condiciones las carreteras es una necesidad en la región, en especial considerando que en el caso de las comunas de la provincia del Tamarugal existe un alto tránsito vehicular y que durante el año 2014 se registraron más de 120 mil turistas en la comuna de Pica.

Es indispensable que este problema, que se arrastra por varios años, encuentre una solución definitiva antes de seguir lamentando más accidentes.

En su poema Preguntas a la Hora del Té; Nicanor Parra, cuestiona a mediados de la década del 50 del siglo pasado, una interrogante que en el Chile de hoy toma cada día más vigencia. El autor nacional, en su fundamental obra Poemas y Antipoemas, se pregunta "Que vale más ¿el oro o la belleza? y si ¿es superior el vaso transparente a la mano del hombre que lo crea?

Hago este análisis, pudiendo fundamentarme en variados hechos de la contingencia nacional, pero creo que como representante de una universidad pública, estatal y regional, me estableceré sobre un suceso local y trascendente, como es la destrucción de nuestro patrimonio arquitectónico.

La inminente destrucción de la casona, donde habitó desde el general peruano Juan Buendía a nuestro Premio Nacional de Literatura, Gonzalo Rojas y que dará paso a la construcción de un edificio de estacionamientos, resume la pérdida gradual de nuestra identidad.

La discusión sobre esta propiedad, se repite y seguirá ocurriendo bajo el mismo modelo centralizador, donde los organismos regionales estatales y el municipio no tengan herramientas para intervenir y el malestar ciudadano, a través de sus organizaciones, no cuente con carácter vinculante en la toma de decisiones.

Un gran movimiento al que se suman cada día más vecinos, se generó en el Barrio El Morro de Iquique, luego que en la casona ubicada en Pedro Lagos con Gorostiaga, N° 876, en la que habitara el general peruano Juan Buendía y Noriega, y considerado héroe de ese país en la Guerra del Pacífico, dará paso a otro uso. Supuestamente a un "estacionamiento", según denuncian los residentes de uno de los más antiguos barrios iquiqueños.

Hay que recordar que el Barrio El Morro es considerada un área protegida, por lo tanto es regulada por una normativa específica a la hora de construir. El sector de El Morro es una zona e Inmuebles de Conservación Histórica.