Volvieron los vendedores
Al parecer se relajó la fiscalización de alimentos que se venden en la calle sin permiso sanitario. Una muestra es que en el centro reaparecieron los vendedores de ensaladas de fruta. Deben seguir los controles sanitarios.
Al parecer se relajó la fiscalización de alimentos que se venden en la calle sin permiso sanitario. Una muestra es que en el centro reaparecieron los vendedores de ensaladas de fruta. Deben seguir los controles sanitarios.
Durante las últimas semanas, hemos sido testigos de la estrategia comunicacional que han implementado un grupo de universidades, que a través de sus máximas autoridades académicas, buscan ingresar al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH), donde como Universidad Estatal coexistimos con las Privadas Tradicionales.
El CRUCH cuenta con más de 60 años de existencia y está integrada por 16 universidades públicas y 9 privadas tradicionales, quienes a través de sus rectores, representan el espíritu académico e investigativo del país.
Cuenta con logros como la implementación de un sistema de selección y admisión de alumnos, además de generar instancias de diálogo, que permitan configurar proyectos, que a través de las vías formales, influyan en cambios legislativos a nuestro sistema educativo. Mientras que las Universidades Estatales, que integran este grupo de modo mayoritario, definen a sus rectores a través de mecanismos de elección, facilitando así la noción de un modelo educativo pluralista, laico y conforme al Estado de Derecho.
Consideramos que la coexistencia con universidades confesionales, asociadas a grupos económicos o con algún otro tipo de interés, desdibujaría el trabajo que realizamos, sumando además una clara desigualdad entre las reglas del juego que rigen a cada institución.
Esto, a propósito que como Universidades Estatales debemos ceñirnos a un estricto control que ejerce Contraloría, que nos obliga a desarrollar una serie de pasos administrativos que ralentizan las acciones que aplicamos al interior de nuestras universidades.
Como CRUCH, hemos ido precisamente en la dirección opuesta a la crítica que hacen las universidades privadas, para ir sin prejuicios ideológicos, ni morales, ponernos a disposición de un Estado Laico que más que nunca, para su desarrollo requiere del interés colectivo.
El Barrio El Morro está lleno de sitios eriazos. El problema es que son ocupados por indigentes y son los vecinos los que deben lamentar esta situación. ¿Qué pasa con esta zona tradicional iquiqueña?
El municipio de Alto Hospicio proyecta crear un nuevo vertedero a 21 kilómetros de la comuna, en el sector de Santa Rosa. La iniciativa está en etapa de análisis y ad portas de ser presentada a la Subsecretaría de Desarrollo Regional, Subdere. Incluso se espera que, de reunir las condiciones, sea aprobado y habilitado el año 2016.
Iquique, por su parte, tiene a cargo la administración del vertedero de El Boro, recinto que pese a no funcionar en óptimos condiciones recibe los residuos de ambas comunas. Si bien aún no existe una definición absoluta del tema, la municipalidad de Iquique estaría proyectando un moderno relleno sanitario en el sector sur, el que incluso consideraría un sistema de incineración de residuos.
Es así que en forma paralela ambas administraciones edilicias están en busca de una solución, sin embargo y en virtud de las declaraciones, existe nula opción de alcanzar un consenso y generar un proyecto en común, que en definitiva beneficie a la comunidad.
Según datos del departamento de Aseo de Alto Hospicio, el año pasado esa comuna depositó 45 mil toneladas de desechos en El Boro, mientras que desde Iquique se habrían trasladado 120 mil toneladas de basura.
Si bien cada administración municipal tiene la facultad de actuar de forma independiente, lo cierto es que éstas deben anteponer los intereses colectivos por sobre los particulares y, de esa forma, promover las mejores opciones para el desarrollo de las comunas, por cierto las más pobladas de la región de Tarapacá.
Es evidente que el tema debe ser resuelto a la brevedad.
En ese sentido, la comunidad espera que no solo se consideren opiniones políticas o económicas, sino que prevalezca una lógica científica y medioambiental, de modo que las consideraciones de expertos también sean tomadas en cuenta a la hora de optar por la mejor alternativa.
La instalación de un vertedero no es un tema menor y debe ser abordado tal y como corresponde, con altura de miras y pensando también en el futuro.