El sol brilla durante gran parte del año y cuando no las temperaturas siguen siendo agradables. Iquique cuenta con condiciones climáticas que ofrecen ventajas comparativas a la hora de organizar espectáculos al aire libre durante todo el año.

Hoy existe una interesante oportunidad para que la ciudad albergue a la Copa Davis. Chile debe enfrentar a México y el interés de la Federación de Tenis es contar con las ventajas del buen clima que ofrece Iquique entre el 17 y 19 de julio.

La autoridad regional mostró su disposición a que el evento se realice en Tarapacá, en el municipio también han mostrado interés, ahora solo falta concretarlo, pero lo principal es que la dirección técnica del cuadro chileno estaría de acuerdo.

También se encuentra en vitrina Antofagasta, ciudad que en septiembre del año 2008 albergó un encuentro que definió el paso de Chile al Grupo Mundial, donde derrotaron 3-2 a Australia.

Es por esto que es necesario redoblar las gestiones para que Iquique pueda contar con el espectáculo, que si bien no tiene el realce que tuvo cuando jugaban González y Massú, es un espectáculo que pocas veces se ve en regiones extremas.

Con esto no solo se puede ganar en turismo, sino también es un empujón para los futuros deportistas, especialmente teniendo entre los representantes nacionales a un coterráneo como Christian Garín.

Practicar el tenis en zonas tan alejadas de la capital siempre es más difícil y estas oportunidades no pueden desaprovecharse, sobre todo por parte de las autoridades deportivas.

Además, si es que se logra la sede, la ciudad debe cumplir con todo lo necesario para que el espectáculo sea de primer nivel, tanto en la calidad de la cancha, como las facilidades para los deportistas.

Por otro lado, es necesario proyectar la realización de otros eventos deportivos, en otras disciplinas. Ya se perdió la oportunidad de ser parte de la Copa América de fútbol, por no contar con un estadio con estándares FIFA. Esas licencias no se pueden dar nuevamente, por lo que es indispensable que podamos contar con este evento en la Tierra de Campeones.

Chile con Bolivia tienen una extensa frontera de 860 km. Durante el anterior período presidencial de Michelle Bachelet, se conversó con el gobierno boliviano en torno a una agenda de 13 puntos.

Al recurrir Bolivia al tribunal de La Haya, la discusión de la agenda está, al parecer, detenida. Desafortunadamente, ninguno de los 13 puntos considerados habla de un esfuerzo binacional para la mejora en la calidad de vida y contribuir al desarrollo de las comunidades existentes a ambos lados de la frontera.

En la actualidad, en el lado chileno, muchas comunidades viven en la pobreza y el abandono de los gobiernos centrales. Lo anterior se puede resumir en lo siguiente: educación insuficiente e inapropiada para los jóvenes, escasez de obras públicas, insuficiente apoyo para optimizar los ingresos de las comunidades. Esto explica la aparición de una serie de dinámicas negativas como son: la falta de opciones laborales dignas para los habitantes del sector, la creciente emigración de jóvenes y adultos, la existencia incremental de actividades ilícitas.

Todo lo anterior implica un debilitamiento de la soberanía de Chile.

Es muy difícil de entender el motivo por los cuales los distintos gobiernos regionales de los últimos 40 años, nunca generaron planes de desarrollo que posibiliten, de manera efectiva, el mejorar la calidad de vida de los habitantes del sector rural de la región y definir como una opción real de vida el quedarse en sus localidades de origen.

También es difícil de entender por qué ninguno de los gobiernos regionales desde el año 2009, hayan emitido comentarios o aportes en la agenda con Bolivia.

Sería un bonito desafío para los miembros del Core que representan a la provincia del Tamarugal, para que convocaran a la comunidad para reflexionar y proponer acciones que permitan revertir la negativa dinámica existente y, de esta forma, hacer parte al Gobierno Regional de mejorar las condiciones de las diferentes localidades fronterizas en donde hoy predomina la imagen de un Estado ausente.