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Costureras

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El mundo popular, las conoce sobre todo las conocieron en Iquique, en el mismo Alto Hospicio y claro en la Pampa salitrera. Las costureras, son un oficio de género de mujeres, propias de una relación laboral a trato, respondían a dos formas, una de ellas era la oralidad, por información voceada y la otra era por aviso escrito, que hasta hoy se usa el "Se hacen costuras".

En el mundo de la pampa salitrera, tal como me ha señalado la dirigente pampina y ex gobernadora Sara Benavides, las costureras eran parte de la cotidianidad, dado que ellas hacían arreglos de costura en un mundo de hombres. Cosían las fajas, cotas (camisa de saco harinero que absorbía la transpiración) y los pañuelos de los obreros. Además de ello, eran un aporte o ingreso más en el hogar, muchas veces invisibilizado por la historia.

Si bien se ha investigado la obrera textilera urbana, propia de la revolución industrial, ícono del género, como las mártires de Mannhatan. En el caso de las pampinas e iquiqueñas es distinto, muchas veces, fueron estas mujeres las que ayudaron con ingresos, fruto de su trabajo y en otras soportaron el hogar.

La labor de la costurera hasta hoy vigente en arreglos varios, como la famosa vasta y el parche, frecuente en el mundo barrial.

El arreglo, hace cercana a la mujer, generalmente madre de hilos y géneros, que muchas veces llegaban a hacer vestidos y faldas, porque había en todas ellas un espíritu de algo mayor que es la modista. Además se debe recordar que en los colegios de niñas se enseñaba costura.

También se debe señalar que el oficio se nutría de insumos tecnológicos, propios de la revolución industrial, como la máquina de coser, que funcionaba a pedal y luego a motor con instalación de ambos mecanismos y con ello la costura se hacía más rápida. Las máquinas famosas, eran las de marca Singer de manilla y pedal y la New Home.

Es necesario el rescate de la costurera, muchos hijos tuvimos en ellas un ejemplo y aún un esfuerzo extra a la labor del hogar y lo notábamos en las tardes, cuando era el momento de su trabajo, más todavía cuando somos hijos de alguna, como el caso de Rosa Olguín Pérez, "la señora Rosita" mi madre, costurera del barrio El Colorado.

Ministerio de la mujer

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El fin de semana, en momentos en que el mundo conmemoraba el Día Internacional de la Mujer, la Presidenta Michelle Bachelet firmó la Ley que crea el nuevo Ministerio para la Mujer y la Equidad de Género. Se trata de una nueva iniciativa del Estado y hasta ahora, una de las más determinantes, en el objetivo por reducir las brechas de género.

Así parte la instalación de esta institucionalidad en Chile, en un proceso que duraría un año, para que así, en marzo de 2016 esté en pleno funcionamiento.

La creación del Ministerio de la Mujer responde también a los nuevos paradigmas de la sociedad chilena. La misma Mandataria se encargó de especificar que "las mujeres somos el 51,8% de la población", además que "de cada 10 hogares, 4 son dirigidos por una jefa de hogar", lo que muestra que más allá de las etiquetas y caricaturas, el papel de la mujer ha cobrado un valor fundamental más por la manera en que funciona hoy la vida cotidiana.

Aquella denominación que hablaba de las mujeres como el "sexo débil" ha ido quedando cada vez más atrás gracias a un proceso inclusivo en el que se reconoce su valor y aporte en todo ámbito de la vida, lo que también contribuye a ir acortando aquellas brechas marcadas por la exclusión y la discriminación.

Sin embargo, claro es que una institucionalidad puede establecer caminos para la inclusión y el respeto, pero las principales modificaciones vienen a partir de una cultura del reconocimiento hacia la mujer. Una que destaque su valor, derechos y capacidad, a pesar de las naturales diferencias con el hombre, y que termine definitivamente con la violencia que ha llevado a femicidios que sacuden el corazón de todo un país.

Al final, el tema es social y económico. Primero, lograr un sitial de igualdad y luego entender que el ingreso de la mujer al mundo del trabajo es una necesidad que debe ser cabalmente recompensada.

Entender este contexto es fundamental para que las mujeres sigan también ganando espacios en diferentes aspectos del quehacer de nuestra sociedad, particularmente en la participación laboral y equidad salarial.