Cuando a los alcaldes se les pregunta por las alzas en las cuentas de luz, responden que invertirán en iluminación LED para ahorrar energía. Al parecer ese gasto en sus casas no les toca tanto como al común de los ciudadanos.
Sería bueno que los transportes de valores revisen sus protocolos. La mayor parte de las veces se estacionan en doble fila y no solo obstruyen el tránsito, sino que se exponen fácilmente a los robos.
Muchos conductores creen que todos tienen la culpa de que salieran atrasados en la mañana y cuando a alguien se le ocurre dar preferencia a los peatones se lanzan con un concierto de bocinas. ¡Este instrumento es para emergencias!
Hace una semana, el Senado ratificó la llamada "Ley del 20%", que básicamente apunta a una modificación a la Ley 19.928 sobre fomento a la música chilena. Este nuevo marco busca promover a los artistas nacionales y sus producciones en las radios, estableciendo un mínimo de 20% de programación exclusivamente de música nacional. Ahora, esta modificación se encuentra sólo a la espera de su promulgación oficial.
Se entiende que la música chilena es aquella que es "creada, interpretada o ejecutada por chilenos" y que corresponde al "género musical, clásica o selecta, popular, de raíz folclórica y de tradición oral, con o sin texto", según es definido por la ley correspondiente.
Ocho años tuvieron que pasar para que la tramitación de esta iniciativa llegara a su fin, periodo que no estuvo exento de debate. De hecho, en los últimos años hubo dos claras y distantes posturas definidas por los promotores de la nueva norma y los artistas, respecto a la posición de los radiodifusores, quienes se manifestaron abiertamente contrarios a una ley a la que critican por considerar que viola las libertades de las emisoras y hasta de los mismos auditores, y que terminó por ser una imposición.
Se trata de un tema complejo, con múltiples visiones y en donde cada una de las partes ha fundamentado sus posturas. Es claro que la música nacional y sus cultores, compositores y artistas en general, necesitan ser "profetas en su tierra", donde claramente cuesta serlo. En un país cada vez más permeable a otras culturas y modas, reforzar nuestra identidad a partir de su música o sus artífices es muy importante.
Pero también están las radioemisoras, con sus objetivos, estilos y líneas definidas, que de acuerdo a esto, puede incluir más o menos de música chilena en sus programaciones. Con esta nueva normativa esto ya no será una opción.
En este contexto, el fondo es la presencia, la difusión y la relevancia que puede tener nuestra música. Siendo así, más allá de cualquier ley, la creatividad y el talento de los artistas nacionales sigue siendo el fundamento para seguir ganando merecidos y legítimos espacios.
Es un ejercicio interesante ver que sería de Chile sin la minería, y especialmente, el norte de nuestro país. Pero solamente remontándonos en nuestra historia, es imposible no generar la conexión de la minería con el desarrollo regional: estuvieron las guaneras, el salitre, ahora el cobre y un espacio al litio y la minería no metálica, que de seguro en un futuro cercano serán los nuevos protagonistas. Esto constituye una proyección de a lo menos 50 años y que podría implicar inversiones permanentes siempre que se den una serie de factores.
Pero indudablemente el crecimiento y el desarrollo minero se ha reducido en el último tiempo. En 2012 el presupuesto anual de exploración minera llegó a US$ 1.075 millones, cifra que desde entonces ha estado bajando hasta alcanzar los US$706 millones el año pasado. En dos años, la cifra ha caído un 34% según datos de SNL Metals&Mining. A esto, se suman factores críticos como la energía y el agua.
Pero a pesar de que es importante sincerar estos aspectos que están mermando el desarrollo minero, para nosotros como gremio lo importante es crear y fortalecer una industria de proveedores regionales competitivos, que constituyan el principal foco de compras de productos y servicios de las grandes compañías. Actualmente, las principales compañías tienen el 60% del abastecimiento de productos y servicios fuera de la región -salvo una-, cifras que han mejorado porque antes se hablaba de más del 80%. Paulatinamente con mucho trabajo las mismas mineras se están convenciendo de la importancia de privilegiar y preparar a los proveedores locales a los desafíos del sector.
Si no tuviéramos minería, dejaríamos a más de 20 mil personas contratadas directamente y 70 mil indirectas sin una fuente de trabajo.
Casos como el de Pelambres nos hace reflexionar sobre la viabilidad de muchos proyectos y la seguridad de las inversiones, judicialización de los procesos, y lo que resulta más grave, de la ignorancia de algunos procesos por parte de sectores o grupos de presión. Es claro que hay que exigir a la minería ciertos estándares, pero dentro de los marcos legales y objetivos. Viene la Semana Santa, y hay que recordar cuando la turba reacciona, salvamos a Barrabás.