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Murió la flor, nace un nuevo día

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Honrar la vida dice una bella canción y vaya que es importante hacerlo. La vida es nuestro bien más preciado, siempre y cuando sea una vida en que no nos atropellemos, en que no nos desviemos, en que cada día sonriamos por hacer lo que decimos, en que respetemos a los otros con nuestra propia coherencia, sin engaños ni auto-engaños.

En el aniversario 25 de que el dictador 'cediera' el mando a Patricio Aylwin, hay recuerdos que revientan en las caras de los protagonistas de ese cambio. Se re-estrena la idea de algunos duros de cabezas que por lustros insistían en el incesto de la política con el empresariado administrador del capital especulativo y también del otro. Algunos de esos molestosos que no se quedan con un titular, a lo menos sospechaban, y otros (pocos) periodistas se arrancaban con los tarros, buscaban y pedían pruebas de las barbaridades que se decían. ¿Cómo se les podría ocurrir que, un empresario podría comprar la voluntad de un parlamentario o que un subsecretario de alguna cartera podría ser pagado con dineros triangulados? Hoy, las evidencias son incuestionables, no solo para los que hacen política, sino que para los que andamos en micro.

El asunto no solo huele mal en la política y en el empresariado, la cosa es peor ya que por lo visto, los corruptos y delincuentes, han permeado hace rato al movimiento social, la escoba para barrer con la inmundicia, la prevaricación, los apitutamientos y los que miran para el lado, forman parte de un método generalizado. Ejemplos que grafican tal aseveración vemos en la mantención de las AFPs y las Isapres, pues éstas no se justifican y sólo se explican en la actualidad por la venia que les otorgan quienes hace pocos años querían o decían querer cambiar el sistema, especialmente entidades del mismo que no cumplen con sus objetivos: dar buenas pensiones y prestaciones de salud.

Algo similar se observa también en Educación, donde los que ayer reclamaban equidad, hoy aplauden subvención fiscal para empresas privadas.

Jorge Bustos.

Cuando los temas principales en los casos Penta y SQM y sus aristas son las innumerables boletas y facturas falsas, la evasión de impuestos, la participación de funcionarios públicos en hechos punibles entre otros tantos delitos que están bajo la atenta mirada del Servicio de Impuestos Internos, lo que todo Chile esperaba es que el Director del SII se convirtiera en el paladín de la justicia, desde su posición privilegiada, haciendo que funcionara su institución en pleno, cayera quien cayera, pero los hechos han demostrado lo opuesto, tal vez no es tan autónomo como se predica…una vez más se pierde la oportunidad de honrar la transparencia tan en boga, a la Comisión recién formada y dar un claro mensaje a los chilenos de que sí funciona nuestro SII, caiga quien caiga…..