Nuevo mártir de Carabineros
La conmemoración del Día del Joven Combatiente cobró una nueva víctima. Esta vez el carabinero Alejandro Rodrigo Gálvez Gálvez, de treinta años, perdió la vida luego que recibiera un disparo en medio de los disturbios registrados la noche del domingo en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, en la Región Metropolitana.
La muerte del uniformado es una muestra de los niveles de violencia que han alcanzado estas manifestaciones y que lejos de tener características políticas, se trata de actos meramente delictuales.
En la actualidad distintos sectores han levantado causas de diversa índole, como las ambientales, de consumidores, anticorrupción, entre otras donde las manifestaciones se ajustan a la legalidad o se ejercen a través de los canales correspondientes, como tribunales o Contraloría.
En este sentido, es indispensable que se persiga a quienes validan la violencia, pero con la necesaria transparencia en las detenciones y los procesos judiciales, que impidan cualquier duda al respecto.
Otros hechos como el atentado explosivo en el Metro de Santiago, también muestran que estas situaciones deben ser tratadas con rigurosidad, evitando que sigan proliferando y manchando los niveles de seguridad que hasta ahora aún son eficientes en el país, sobre todo cuando se les compara con el resto del mundo.
Si bien los niveles de violencia en manifestaciones aún no llegan a provincias, es necesario estar alerta, sobre todo considerando el fácil acceso a las armas de fuego que están teniendo los jóvenes de las regiones del norte del país, donde el narcotráfico las está incrustado en los barrios más vulnerables de Iquique y Alto Hospicio.
Es necesario pensar que esta problemática debe ser atacada, pero no con medidas populistas, donde se prometen las penas del infierno. En ese sentido, es necesario generar acciones preventivas, garantizar el acceso a la educación y sacar las armas de las calles.
Una de las instituciones con mayores índices de credibilidad de parte de la ciudadanía pierde a uno de sus efectivos en el ejercicio de sus labores, no es necesario seguir esperando a que la violencia aumente. El Estado debe hacerse cargo.