Si es que se quiere levantar la zona franca y proyectarla al futuro, el gobierno debe intervenir rápido. Las ventas siguen cayendo a pesar que este año no hubo paro portuario como a inicios de 2014. Las soluciones fueron planteadas, solo hay que firmarlas.
La producción animal en zonas áridas, como es el entorno que habitamos, es un campo con escaso nivel de desarrollo, donde sin duda nos queda mucho por investigar. Un ecosistema de desierto como la Pampa del Tamarugal, presenta condiciones desfavorables para la agricultura y la ganadería, teniendo como factores la alta radiación solar, marcada oscilación térmica diaria, vegetación específica adaptada a estas condiciones y no siempre de alto valor nutritivo o de buen sabor para los animales.
Una de las especies animales de interés productivo en esta zona y con un gran potencial para la producción de diversos productos son los caprinos o cabras, que se han adaptado a estas condiciones.
La mejora en la producción animal es un tema complejo de abordar, contando con muchas aristas que tratar, como es la sanidad animal, alimentación, manejo reproductivo y comercialización. Si logramos abordar cada una de estas áreas para dar una propuesta que mejore las condiciones para la producción, se nos abre un mundo de posibilidades.
Los animales que se han desarrollado hasta la actualidad en la Pampa, se han adaptado a las condiciones adversas. Otra característica destacada es que se alimentan casi exclusivamente de hojas y frutos de tamarugo, que tienen un alto valor nutritivo y buen sabor, más alguna vegetación de escaso aporte alimenticio, lo que implica que tienen casi una sola fuente de alimentación. La Universidad Arturo Prat, a través de su Facultad de Recursos Naturales Renovables, ya está trabajando en un proyecto de elaboración de quesos de cabra en el Centro Experimental de Canchones, que en un mediano plazo nos permitiría proyectar un producto con denominación de origen, elaborado en un ecosistema único y de manera orgánica.
Así, proyectaríamos una nueva área de desarrollo regional, con un potencial económico y énfasis identitario, permitiendo así que pequeños productores generen cooperativas lecheras, que les permita elaborar variados productos, conjugándose con el modelo que hoy agrónomos de la UNAP establecen a través de su Vino del Desierto.