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Comercio y delincuencia

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La delincuencia es un problema preocupante en Iquique. Independiente del sondeo que se realice, hace una década que la victimización se ha transformado en un dolor de cabeza para las autoridades.

Pese a ello es poco lo que se ha logrado. Por ejemplo el informe de Paz Ciudadana de 2013, aseguraba que la victimización llegaba a 47,5%, mientras que el año pasado se elevó al 52,2%.

Esta vez de la XI Encuesta de Victimización del Comercio que realizó la Cámara Nacional del Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC) indica que el 47,5% de los negocios de Tarapacá fue víctima de un delito y/o falta durante el segundo semestre de 2014.

A su vez, el índice aumenta levemente con relación al sondeo del segundo semestre de 2013 cuando llegó a 45,5%.

La encuesta -que se realizó entre el 4 de marzo y 21 de abril de 2015 a 1.214 establecimientos de Iquique, Antofagasta, Viña del Mar-Valparaíso, Gran Santiago, Concepción-Talcahuano, Temuco y Puerto Montt- reveló que en Iquique el delito con mayor incidencia es el hurto hormiga (21,8%), seguido por el hurto (16,8%), el graffiti (9,9%) y el robo con violencia (6,9%).

Estas cifras son preocupantes, sobre todo considerando los niveles actuales de crecimiento de la economía nacional, que según el Banco Central este año no superaría el 2.7%. Las ventas del comercio también son sensibles a la seguridad que ofrecen los centros comerciales, donde cada vez los consumidores exigen más de parte del comercio.

Es responsabilidad de las autoridades mejorar el control y la seguridad, sobre todo en zonas comerciales y turísticas, donde concurre una gran cantidad de personas.

En el caso del turismo los índices de delincuencia son un factor relevante a la hora de elegir el destino para vacacionar.

Una de las principales funciones del Estado es brindar seguridad a los ciudadanos y, en ese sentido, no se puede pasar por alto que casi la mitad de los comerciantes aseguren haber sido víctimas de la delincuencia. Sin duda un tema a revisar y que demanda de acciones concretas y profundas para revertir los resultados expuestos.

Desafíos de desarrollo social y económico

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Nuestro futuro económico para la región se divide en varios ejes productivos, entre los cuales se encuentran la minería, comercio, pesca y logístico portuario y el turismo. Este orden no resulta al azar, ya que determinan la importancia de cada sector respecto al PIB, a su aporte en absorción de mano de obra, y a una serie de otros indicadores sociales.

Es importante mencionar que sólo en el área minera se desempeñan alrededor de 17 mil trabajadores directos, de un total de 154 mil ocupados a nivel regional.

Nuestra región tiene un ingreso promedio por hogar -considerando 3 personas- de los más altos del país, con $1.007.100, siendo el promedio nacional de $836.200.

Según cifras oficiales, los sueldos más altos están en el sector minero, con un promedio de $850.132 -siguiéndoles de cerca los sueldos de la administración pública, con $738.000. Si consideramos que actualmente los trabajadores mineros están optando por quedarse, esto implica un impacto positivo en la economía regional, ya que involucra un crecimiento en otros sectores como el comercio, vivienda, servicios, entre otros.

Este panorama de la minería, trasciende a los demás subsectores, que aparecen tan lejanos como el turístico, ya que gran parte de la capacidad hotelera regional, y del norte en general, permanece copada todo el año, no precisamente por el turismo en sí, sino que debido a la Minería.

Lo que necesita precisamente esta región, es estar preparada para los proyectos del sector minero que se encuentran a la espera de las inversiones definitivas, en donde como Asociación de Industriales de Iquique, nuestro foco será preocuparnos por la creación de una "industria de proveedores locales", que se encuentre a la altura de los desafíos.

Hoy Tarapacá necesita de un empuje en el desarrollo de sus actividades económicas, si queremos finalmente un desarrollo social de sus habitantes. Acá no debe haber colores ni ideologías políticas, prejuicios, sectarismos, ni menos rencillas añejas, ya que nuestra región necesita de la acción inmediata y coordinación de sus reales protagonistas, que son su gente de trabajo y emprendedores.