Cuando hablamos de educación emocional abrimos la puerta a una visión holística del ser humano no restringida a la simple función de almacenar información en el cerebro, información cuya funcionalidad queda en duda cuando se trata de ponerla en uso en situaciones reales.

Los sistemas de educación tradicional fallan al momento de desarrollar individuos capaces de razonar en forma independiente, y de tomar responsabilidad personal por sus acciones, limitando a la persona a comportarse dentro de parámetros restringidos, donde la individualidad se castiga y donde las etiquetas nocivas sobran.

En países desarrollados como Finlandia, el sistema educativo actúa como medio de propulsión para el desarrollo del individuo, no hay pruebas ni interminables tareas para la casa, y sin embargo el país que se ubica como los mejores en educación en el mundo.

Cuando vivimos en una sociedad que tiende a catalogar a los niños como "disruptivo" "bullicioso" "desordenado" "flojo", etc, se implementan etiquetas emocionales negativas difíciles de remover, y que no permiten ver el espectro completo de razones por las cuales los niños llegan a expresarse de manera disruptiva para llamar la atención. El desarrollo lúdico es importante entonces para que aprendan sobre sus emociones y cómo conectarse con el mundo que les rodea, como también es el uso de una sana disciplina para que conozca sus límites y establezca respeto hacia sí mismo y los demás. La doctora María Montessori, fundadora del método de educación Montessori decía ya a comienzos del siglo XX: "El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. La educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad".

La educación empieza en casa con el ejemplo de los padres, y según esta interacción familiar el niño aprenderá a temer, gritar, discriminar, amar, a ser trabajólico, etc. Luego la escuela servirá, para fortalecer sentimientos positivos como para cambiar aquellos negativos. En esto, la educación emocional es educar con el corazón, teniendo la certeza de estar formando seres humanos integrales que aportarán un balance sano al crecimiento y beneficio de nuestra sociedad.

El regionalista Heinrich von Baer, ha confirmado en sucesivas entrevistas, que enviaron una carta a la Presidenta de la República, a la Cámara de Diputados y al Senado, en la que expertos en descentralización plantean sus preocupaciones por la lentitud de ese proceso y por las imprecisiones en los proyectos de ley que el gobierno envió sobre esta materia.

Recordó que el 7 de octubre de 2014 se entregaron las conclusiones de la Comisión Asesora Presidencial de Descentralización, organismo de 33 integrantes y formado a solicitud de la Presidenta Michelle Bachelet, que tuvo destacados integrantes como el mismo exrector universitario, el exdiputado Esteban Valenzuela y el exsenador Carlos Cantero Ojeda.

Von Baer ha confirmado que los regionalistas están elaborando una nueva propuesta de reforma constitucional para la elección directa de intendentes, con el fin de ajustar el proyecto de reforma firmado por el gobierno el 30 de diciembre pasado, y que no cumple con las expectativas de la comisión. A juicio de los firmantes de la misiva a la Mandataria, los contenidos de los proyectos enviados al Congreso no reflejan el compromiso contraído con el programa de Gobierno, ni las propuestas de la Comisión Asesora Presidencial, en particular en cuanto a la necesidad de instituir una organización territorial descentralizada del Estado.

Von Baer precisó que el principal problema identificado por los miembros de la comisión asesora y las organizaciones participantes fue la incorporación de la figura de un gobernador regional dentro del proyecto de ley presentado por el gobierno, la cual nunca fue considerada dentro de las recomendaciones. Resultó sorpresivo, porque en él se concentraría la responsabilidad del gobierno regional, en vez del intendente regional elegido.

Para el regionalismo, tener una autoridad electa y otra designada por el nivel central significa debilitar al intendente electo. De concretarse, reflejaría que se pretende hacer un cambio, para que todo quede igual y las decisiones no sean tomadas en las regiones, sino que provengan del nivel central. Es evidente que el centralismo se resiste a perder poder.