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Subsistir frente al mar: la vida en las caletas al sur de Iquique

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Cada fin de semana, feriado y festivo, sus calles y pasajes se llenan de turistas. Cuando los visitantes vuelven a sus trabajos y estudios, la realidad también retorna a las caletas, una vida que aún presenta carencias.

En Chipana, a sólo diez kilómetros del paso El Loa, viven alrededor de treinta familias de forma estable, ya que la población de las caletas es flotante y todos se conocen en las juntas de vecinos y los sindicatos de pescadores.

"Por el momento, no tenemos dramas. Somos poquitos y nos llevamos bien", asegura Víctor Hidalgo, ex líder social de caleta Chipana, hasta donde llega una ronda médica todos los últimos miércoles del mes, a cargo del consultorio Cirujano Guzmán.

En la caleta, la actividad económica gira en torno a las algas y los huiros. A veces el buceo deja choros, locos y erizos, aunque eso es una vez al año, dicen.

"Cada cierto tiempo se va a Iquique. Se trae azúcar, arroz, aceite, grano, la verdura fresquita", dice Hidalgo, en relación al abastecimiento. La basura se retira tres veces a la semana.

Al igual que en todas las caletas del litoral sur de Iquique, Chipana tiene una pequeña plaza de juegos. Además, sus habitantes pueden disfrutar de una cancha de fútbol, aunque ahora quieren una de baby, pues son muy pocos.

Sergio Lobos, otro de los residentes, cuenta que para viajar a la capital de Tarapacá, un bus sale desde Chipana cerca de las 6:45, recorriendo todas las caletas y llegando a la ciudad recién a las 9:30. Para volver, el mismo bus sale desde Iquique de lunes a viernes a las 17 horas y los sábados a las 16, rumbo a su localidad.

POSTA Y ESCUELA

A pesar de que cuenta con un centro asistencial y un colegio, los habitantes de San Marcos esperan satisfacer ciertas necesidades.

La segunda caleta de sur a norte, está dividida por la carretera. Hacia la costa hay un jardín infantil de la fundación Integra al que sólo acuden tres niños. Los días miércoles llegan dos profesores para compartir con ellos.

"Vamos a distintas localidades. Podrían venir desde otras caletas, pero por un tema de distancia...", dice Romina San Martín, una de las parvularias.

Cada quince días un camión aljibe reparte agua entre los habitantes de San Marcos. "No llegan a tiempo. Siempre nos falta", reclama uno de los clientes de un almacén atendido por Judith Sepúlveda.

"Hemos estado hasta sesenta días sin agua", asegura la locataria, mientras atiende a Imazaya Órdenes, quien hace poco tuvo a su hijo en Iquique, hasta donde llegó en un auto particular por falta de ambulancia.

Todo ocurrió en la madrugada y aunque en la caleta hay una posta, no atiende urgencias. "Golpeamos la puerta pero no abrieron", dice la joven.

El centro asistencial funciona sólo de lunes a viernes de 8.00 a 16.30 y atiende a pacientes con enfermedades respiratorias, gastroenterales, cólicos biliares y cardiovasculares. "Generalmente es atención de consultorio", dice Sebastián Solís, médico a cargo. El profesional explica que el personal trabaja siete por siete: un médico y dos paramédicos, los que atienden entre diez y quince personas por día.

El Servicio de Salud de Iquique, SSI, informó que la destinación de una ambulancia para la posta de San Marcos se vio interrumpida con la solicitud de apoyo de la Región de Atacama luego del aluvión que afectó a esa zona.

El doctor Luis López, director del SSI, aclaró que ya se reacondicionó otro vehículo para las necesidades de la localidad costera, el que será entregado en los próximos días.

CONECTIVIDAD

Cruzando la carretera hacia el cerro, vive Raúl Madrid, jefe del Agua Potable Rural. Este año, su hija recibió un computador portátil con internet gratis, del programa "Yo elijo mi PC". El problema es que la conexión es lenta, también desde el celular de su padre. "Pago más de 40 mil pesos mensuales, pero no me sirve". dice Madrid, quien utiliza la red para trabajar. "Necesito declarar los recursos que saco del mar porque Sernapesca me lo exige. Abro la página pero después se bloquea", cuenta.

La Seremi de Transportes y Telecomunicaciones indicó que, en los registros de la Oficina de Informaciones, Reclamos y Sugerencias de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, no existen reclamos formales por parte de los habitantes de las caletas.

La pareja de Raúl, María Rojas, en tanto, es presidenta del Centro de Padres y Apoderados de la escuela básica ubicada unas cuadras más arriba de su casa. Los profesores llegan a eso de las ocho de la mañana y pasadas las 16 horas vuelven a Iquique.

"Hay muchos problemas con el agua. A veces las clases se suspenden", dice Rojas, quien agrega que la escuela debería tener enseñanza media.

"Muchos niños dejan de estudiar por la distancia, porque tienen que ir a Iquique. Mi hija está en séptimo, el próximo año en octavo y después voy a tener que ver como mandarla", explica.

La jefa de la Unidad Técnico Pedagógica de la escuela Caleta San Marcos, Nelly Gómez, dice que el principal problema del plantel es la falta de techo en el gimnasio.

"La petición más importante es lograr un techo para cubrir a nuestros alumnos", dice. Cada curso hace ocho horas de gimnasia a la semana.

Desde la Corporación Municipal de Desarrollo Social de Iquique, comunicaron que el techado de la multicancha está en etapa de evaluación técnica de los oferentes, la que estaría resuelta este miércoles. La empresa que se adjudique el proyecto tendrá un plazo de hasta 60 días para su ejecución.

río seco

La tercera caleta de sur a norte es Río Seco, ubicada a 90 kilómetros de Iquique. En el lugar, una mujer de ochenta años, quien evita identificarse, dice que la inseguridad es el mayor problema de esa localidad costera.

"La juventud necesita estar ocupada porque venden droga. Aunque Carabineros viene todos los días, igual se meten a robar a las casas. Es gente de acá y de afuera", asegura.

Rodrigo Vega, otro vecino de Río Seco, si bien no niega la presencia de droga, se apresura en reconocer que el problema afecta por igual a Iquique y otra ciudades.

A pesar de que trabajan el mar, los recursos del océano ya no son suficientes. Vega decidió ingresar al sindicato de pescadores, donde espera concretar proyectos para entregarle un valor agregado a los productos que obtiene del fondo marino. La idea es dejarle algo a sus hijos, quienes de lunes a viernes estudian y viven junto a su madre en Iquique. "Al principio íbamos todos los días a dejarlos, pero ya no daba el cuerpo", cuenta.

PROYECTOS

Las caletas ubicadas en el extremo sur de la costa tarapaqueña esperan por proyectos, los que podrían fortalecer o debilitar la tranquila vida costera.

El seremi de medioambiente, Patricio Villablanca dice que son dos las iniciativas que se encuentran en observación y bajo las críticas de la comunidad. Una de ellas es el proyecto hidroeléctrico "Espejo de Tarapacá - Valhalla".

"Funciona con energía solar y toma agua desde el mar, la lleva a la parte alta de la cordillera de la costa, la acumula durante el día y en la noche la deja caer y por la gravedad se genera electricidad", cuenta, a grandes rasgos. Uno de los elementos más controvertidos sería el aumento de la temperatura en el mar, donde está la biodiversidad del sector.

El otro proyecto es el llamado "Puerto de Carbón". "Esa es la central termoeléctrica 'Puerto Pacífico', que cuenta con tres etapas, la termoeléctrica propiamente tal, el acopio de carbón y el puerto para recibir el carbón que hará funcionar la central. La última parte del proyecto aún está en evaluación ambiental", puntualiza Villablanca.

En cuanto al fortalecimiento del borde costero, el gobernador de Iquique, Gonzalo Prieto, dice que se debe proponer un modelo de desarrollo no sólo a corto plazo.

"A partir de junio vamos a comenzar la elaboración de un plan para discutir y esbozar el desarrollo de la provincia de Iquique a veinte años más", adelanta Prieto.

"Es muy difícil plantear grandes proyectos en caletas pequeñas, porque tienen mucha población flotante, entonces cuando quieres llevar una iniciativa de gran envergadura, no te da la rentabilidad social", dice Prieto.

El futuro de las caletas es incierto, ante la inminente urbanización del sur de Iquique. Las actuales carencias podrían ser satisfechas, aunque con el riesgo de perder la tranquila vida frente al mar. J