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El Alexis Tour de Tocopilla

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Hay dos maneras de hacer el tour Alexis en Tocopilla. La más breve -esa que muchos hacen cuando circulan entre Antofagasta e Iquique, pues Tocopilla está en la mitad del trayecto- es preguntar en el mercado dónde vive el niño.

La señora del pescado frito con ensalada chilena apuntará hacia una loma, arriba. Hay casas pequeñas y coloridas, casi todas con telarañas de cachivaches en los techos. Como no llueve nunca, los techos no son tema.

Es fácil llegar a la famosa calle Orella, la de Alexis, ubicada en el sector norte alto, cerca del cementerio. Se sube y se dobla, siempre preguntando. Las personas son amables y si se consulta por el niño, responden con orgullo: por ahí; por ahí vive.

La casona contrasta con la de los vecinos por tamaño y cables. Adentro dicen que hay una piscina gigante, un bar y hasta un tragamonedas.

Es un barrio tranquilo con una gran vista al océano límpido que a ratos parece un espejo. Cerca de la casa hay una canchita de baby fútbol y una plazuela donde unos tipos medios haraposos pasan la tarde. Piden monedas por contar alguna historia de Alexis en la canchita; algunas son amenas mentiras para continuar bebiendo.

Tocopilla es una fiesta cuando arriba Alexis. Afuera de su casa se llena de admiradores, de gente curiosa que quiere verlo a él o sus pololas de farándula y sacarse "selfies"; otros los esperan para pedirle camisetas o derechamente plata.

Alexis llega en Navidad, se sube a un camión y reparte regalos a todos. Luego se encierra a regalonear con su familia y amigos. Juega alguna pichanga y se va.

Puede decirse que gracias a Alexis, Tocopilla reapareció en el mapa.

Si extendemos nuestro tour por la Tocopilla de Alexis nos encontraremos con la piedra del camello de Tocopilla, algo parecido a La Portada de Antofagasta, que puede parecer un monumento maya medio apocalíptico.

No es raro pensar que en los próximos días, un gringo de Alienígenas Ancestrales de History Channel, descubra en estos remotos parajes que en la Tocopilla de Alexis se está fraguando el fin de los tiempos. Esas piedras costeras esculpidas por la erosión del viento -visibles a un costado de la carretera- pueden ser, para obra y gracia del turismo, un buen paraíso para charlatanes y mercachifles.

Hay cierta magia en Tocopilla. Alejandro Jodorowsky, tarotista, escritor, cineasta y tocopillano, dice que es un lugar sagrado. Jodorowsky es el otro gran embajador de Tocopilla y la llevó al mundo en la película la Danza de la Realidad. La casa donde Jodorowsky vivió hasta los 9 años está ubicada frente a la plaza y es una de las pocas que resultó intacta después del terremoto de 2005.

Las calles del centro, frente a la plaza, dan cuenta que el tiempo se detuvo en los 50. La arruinada maquinaria salitrera mató a Tocopilla.

Son los jóvenes de esa época junto a los adolescentes y niños quienes dan vida a la ciudad. El punto de encuentro o corazón de Tocopilla es la remozada Plaza de Armas. El pasto es verde oscuro y largo, los árboles son grandes y espesos en sus copas. Hay sombra todo el día en la plaza. Es un lugar grato, en especial los días de verano cuando la sensación térmica es de 30 grados.

Otra conocida tocopillana es la "Negra Esther", la actriz Rosa Ramírez del gran Circo Teatro. En Tocopilla también pasó su infancia el actor Andrés Pérez y hasta hay un corroído teatro que lleva su nombre.

Tocopilla ha sido generosa a la hora de parir futbolistas. Alexis engrosa una lista de astros tales como Tomás "Rata" Rojas, de Colo Colo; Daniel Chirinos, de Audax; Ascanio Cortés, el primer chileno en jugar en River Plate, y Armando "Colocolo" Muñoz. La mayoría de los mencionados participó en el mítico campeonato conocido como mini mundial, con las camisetas de Alemania o Uruguay, por nombrar algunas.

Como el fútbol es más masivo, Tocopilla, evidentemente, aparece en la boca de todos por la magia bendita de la pelota. Los tocopillanos saben que cuando anda la televisión, es básicamente por Alexis Sánchez, antes de eso, la tele sólo iba cuando le pegaban al viejo pascuero, o por algún accidente grande. Ni siquiera por la contaminación, el terremoto, los monumentales monos para quemar en los años nuevos o los campeonatos de béisbol donde Tocopilla es campeón nacional vitalicio.

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