Dos estadios para la región
El estadio municipal se demuele en septiembre de este año. Esa fue la versión original y la palabra comprometida del Gobierno Regional. Luego, vino la declaración del Ministerio de Obras Públicas (MOP), que afirmaba el comienzo de la licitación en septiembre y la demolición del recinto para abril del próximo año. Esta versión, rápidamente desmentida y calificada como un error por las autoridades, devolvió el compromiso del recinto deportivo a su demolición en septiembre.
De ahí en adelante, el municipio nuevamente advertía que no habría acuerdo de no mediar el traspaso de terrenos para la edificación de un estadio Escolar y un compromiso de trabajar en esa línea.
Pero ayer el Consejo Regional (Core) nuevamente puso la alerta, ello porque los integrantes del cuerpo colegiado reconocen que aún no hay acuerdo y plantean una antigua idea, que no hace más que retroceder en conversaciones que ya existían hace años atrás, con un Core diferente al actual, la construcción de un estadio Regional.
La idea de un estadio regional, vale decir, sin estar asociado a la administración de un municipio siempre ha sido parte de las conversaciones de las autoridades, pero parecía ya un tema cerrado, en el sentido que su edificación correspondía a un futuro proyecto, no asociado al Tierra de Campeones.
La falta de acuerdo entre el Core y el resto de los implicados pone en el tapete la imposibilidad, hasta la fecha, por parte de las autoridades, de no poder trabajar juntos y asociativamente por un objetivo común, algo que a cualquier oído sonaría a lo menos extraño, pues hay coincidencia unánime a la hora de decir que la ciudad "merece" un nuevo recinto deportivo.
Incluso hubo en la sesión algunas propuestas de lugares, donde el Cerro Dragón, Lobito, Alto Hospicio y Pozo Almonte podrían ser sede de un estadio regional. También algunos manifiestan que un proyecto no es privativo del otro, es decir, construir finalmente los dos, uno municipal y uno regional. A la luz de los hechos, de la historia del tema, los discursos e incluso de los ánimos, parece difícil de creer que puedan construirse dos recintos cuando en casi diez años aún no han podido aunar voluntades para levantar uno. El tiempo va pasando y se olvida que Roma no se hizo en un día.