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El florista que encontró su forma de venerar a la virgen

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Para los peregrinos que cada año llegan al pueblo de La Tirana, existen distintas maneras de pagar mandas o agradecer cumplidos a la Virgen del Carmen o "Chinita", como la llaman cariñosamente; sin embargo Rodolfo Huancaya tiene una forma muy propia y especial de venerarla.

El iquiqueño, radicado en Santiago, es quien hace cinco años se encarga de levantar los arreglos florales que acompañan, por ejemplo, a Jesús el Nazareno. Sin embargo, sin dejar detalle al azar en ninguno de sus productos, hay especial dedicación al arreglo que acompaña en cada víspera y 16 de julio a la Virgen del Carmen.

Concentrado y a solas en un ambiente de una sede ubicada a cercanías del templo, Rodolfo comienza el armado del segundo arreglo floral para la "Chinita", el día previo a la víspera.

"Este va al altar de la virgen, es para la fiesta en general, pero lo ideal es que para la víspera ya esté listo y el altar de la virgen esté bonito", dice, mientras corta algunas hojas de los tallos de las flores que parecen molestarle. No puede quedar ningún detalle sin reparar.

traslado

Fue por trabajo que Rodolfo tuvo que partir de Iquique a Santiago. Desde allá, se planteó venerar a la virgen de una manera especial, a través de las flores y su talento decorativo. Es así, que desde el año 2010, viaja hasta el pueblo de La Tirana con un equipaje distinto a los de cualquier pasajero.

"Habitualmente lo que hago es que, todo lo que es verde, lo mando una semana antes por camión y las flores me las traigo en equipaje, como yo mantengo ropa en Iquique, me vengo sin ropa en la maleta. Mi equipaje son las flores", cuenta Rodolfo entre risas.

El traslado, comenta, es lo más importante para cumplir el primer objetivo: llegar con las flores sin daños.

"Es toda una preparación, porque cuando compro las flores, las venden en paquetes grandes, entonces hay que ir sacando algunas para no traer peso muerto, dejar fuera las ramas que no vienen en las mejores condiciones y meterlas en cajas", explica.

Continuando con su relato, el iquiqueño indica que "las ramas hay que sacarlas de las bolsas y meterlas en cajas para que no se dañen en el traslado. Lo mismo pasa con las flores, los tallos vienen llenos de hojas, entonces, el día que las compro me dedico en la noche a sacarle las hojas para que no traigan peso muerto", dice.

Entre flores y el verde de las ramas que las acompaña en cada arreglo, Rodolfo Huancaya estima que son alrededor de 40 kilos que traslada desde Santiago hasta La Tirana. Un total de 600 unidades de flores.

montaje

La tarea de Rodolfo no es sencilla, si de cuidado de flores se trata. Él, indica, demora alrededor de una hora en cada arreglo floral.

"Eso es solo el arreglo, porque todo lo que significa tener que preparar la flor, las ramas, es mucho más. Esto es la punta del iceberg no más de la preparación, porque hay todo un trabajo previo de la flor y de las ramas para que se puedan conservar, porque acá en el desierto es difícil tratar de conservar una planta. Para que puedan durar toda la fiesta, hay que cuidarlas bien", comenta.

En lo que va de festividad, Rodolfo ha preparado 12 arreglos. Para eso se mantiene en una sala donde con, dos estantes, cerró un perímetro donde trabaja tranquilamente. Se concentra y no puede parar de armar la ofrenda mientras habla.

"Hasta el momento he hecho doce arreglos. El que hago ahora es para la virgen y tiene que quedar igual al que tengo al costado, eso es lo que demora, porque tienen que quedar similares, por eso lo tengo aquí, para que me sirva de guía", dice el fiel peregrino apuntando al arreglo florar que ya tiene listo a su derecha y al que, de vez en cuando, observa para que el que tiene enfrente quede lo más parecido posible.

Para los arreglos, el iquiqueño se rodea principalmente de rosas, spiders (crisantemos), liliums orientales y mables. "Es lo que más dura y resiste el clima de acá", argumenta.

devoción

El gesto que Rodolfo ha ido convirtiendo en tradición, no le gusta mencionarlo como un trabajo, más bien, lo destaca como un regalo para la "Chinita".

"Es un regalo que yo le hago la virgen, ya llevo cinco años haciendo esto, desde el 2010, y pienso hacerlo hasta que el señor me lo permita", remarca.

La distancia que mantiene de su ciudad natal, no ha sido impedimento para que Rodolfo esté cada año presente un 16 de julio y toda la semana previa.

"Yo soy iquiqueño, pero trabajo en Santiago. Por razones de trabajo me tuve que ir, pero he estado siempre ligado a la fiesta, desde chiquitito y mi motivación simplemente ha sido agradecer a la virgen, porque la 'Chinita' siempre ha estado presente en mi vida de alguna u otra manera", explica.

De la misma manera, la distancia le ha permitido hacer crecer la devoción por la Virgen del Carmen que, indica, nace por legado de sus padres.

"Mis padres me transmitieron la fe en ella, definitivamente todo esto es para, simplemente, dar gracias y hacer que ella, la virgen, se vea linda durante la fiesta de La Tirana, esa es mi única motivación, no es ninguna otra más", admite.

significado

Para el iquiqueño, cada detalle tiene un sentido. Consultado acerca del por qué escogió venerar a la virgen de esta manera, en comparación a otros fieles que caminan hasta el templo o realizan otras mandas, él da un argumento simbólico.

"¿Por qué las flores? Porque hay que recordar cuál es el sentido de todo esto. La Virgen del Carmen es la flor más bella del jardín del Carmelo, entonces el Carmelo es la figura del jardín. En cierta manera, es transformar su altar en un pequeño Carmelo, en un pequeño jardín, donde obviamente es ella la flor más hermosa", concluyó Rodolfo. J