Campamentos en Tarapacá
Son 1.200 personas las que viven actualmente en los 11 campamentos de la región, una cifra que si bien parece menor, da cuenta de las precarias condiciones que aún enfrentan muchos vecinos, pese a tratarse de un escenario que en Chile parecía erradicado hace dos décadas.
Cifras de la fundación Techo indican que el 96,6% de estas familias no tiene alcantarillado y un 46,4% no cuenta con acceso a la electricidad, lo que para la mayoría de la ciudadanía es difícil sostener por más de un día. Esto se suma al hacinamiento, con hogares que en promedio tienen un grupo familiar de 14 personas.
Asimismo, el 20,7% de la población que habita en estas condiciones tiene la educación básica incompleta, lo que da una idea de la escasez de herramientas que poseen para salir de la pobreza.
La problemática de los campamentos no es nueva y partió hace más de 70 años, cuando las personas comenzaron a emigrar del campo a la ciudad y trasladaron sus viviendas a espacios suburbanos denominados "poblaciones callampas".
Si bien muchos de los que llegan a vivir a campamentos buscan agilizar el acceso al beneficio de subsidio habitacional del gobierno, existen otros que no tienen otra salida y deben enfrentar estas condiciones, donde los problemas sanitarios y de inseguridad suben exponencialmente a los encontrados en un barrio tradicional.
Hoy, además se suma una creciente migración extranjera que comienza a poblar las tomas de terreno, donde Antofagasta y Tarapacá poseen las mayores poblaciones, situación que agudiza el problema.
Es importante que Chile dé un paso adelante en este sentido. Para ello se requieren políticas de Vivienda más ágiles y a la vez la colaboración del Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio del Interior y municipalidades, con el fin de evitar que estos territorios vuelvan a ser poblados por familiares o amigos de aquellos que salieron del campamento.
Por el momento se ve lejana una solución definitiva, sin embargo el Estado debe hacerse responsable de un tema que no solo afecta a aquellos que lo viven, sino a la sociedad en su conjunto.