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Enfrentan el VIH contando sus experiencias de vida

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Como una forma de prevenir y combatir la enfermedad del VIH, portadores del virus entregan sus testimonios de vida a menores, jóvenes y adultos, explicando la complejidad de esta y así generar conciencia y responsabilidad a la hora de activar su vida sexual.

En un ambiente lleno de flores y árboles cada martes distintos colegios llegan hasta la Fundación Nuestra Señora del Carmen para compartir y escuchar una entretenida pero informativa charla acerca las infecciones de transmisión sexual.

Como es de costumbre en cada actividad siempre hay un anfitrión y en esta oportunidad la responsabilidad de atender a las visitas es de Eduardo que a sus 49 años de edad debe caminar con la ayuda de su fiel amigo.

"Siempre recibo a los colegios para darles algunas pequeñas charlas y para todas las partes que voy, los niños me ven con mi carro, me ayuda a movilizarme para todas partes. Ahora último no he salido pero cuando toca va conmigo", expresó.

El residente, quien es portador del virus hace 20 años, tiene problemas al momento de caminar, puesto que producto de complicaciones de salud paralelas a la enfermedad fue afectado de sus extremidades inferiores.

"Este puede ser el mejor ejemplo para explicarle a los chicos, cuando uno porta el virus siempre te ataca a la parte más débil del cuerpo, en el caso mío como era deportista y tuve tantas lesiones mis piernas fueron las primeras", explicó.

Eduardo, quien proviene de Santiago explicó que no se le hace difícil hablar con los menores que llegan a las charlas, ya que es profesor. De igual manera el capitalino dijo que las charlas no son siempre en la fundación, sino que hay ocasiones en donde él llega personalmente.

"Siempre vienen colegios, pero igual a veces yo voy a donde me pidan. Recuerdo una vez que me dijeron que tenía que ir a un curso de una universidad, llego y me encuentro como cinco cursos, estaba lleno. Eso me motiva para seguir en esto y que se den cuenta que el cuidado y la responsabilidad es importante para nuestras vidas", expresó Eduardo.

A la hora de hacer la instrucción del tema, el santiaguino reconoció que lo más sencillo es comentar sobre su vida y la forma en la cual se contagió del virus.

Por otra parte, a veces la inmadurez de algunos alumnos hacen que el ambiente de las charlas se pongan densas o complicadas, así lo confirmó Luis, quien es uno de los residentes más antiguos de la fundación.

"Lo que hace mi compañero Eduardo yo también lo hacía, pero tuve una mala experiencia que aún recuerdo. Fue una vez cuando llegué a un curso de muchos niños y comencé a hablar de mi vida, al momento que dije que era homosexual, algunos chicos comenzaron a reírse y yo los encaré, les pregunté qué era lo chistoso, de qué se reían, lo que uno vive es algo inimaginable como para que ustedes se rían de mi", dijo Luis.

Al momento de terminar su relato, el portador miró al cielo y emocionado dijo que "yo entiendo a los niños, todos discriminamos pero también hay formas y formas y esto es un tema delicado que no se debe tomar a la chacota".

Hablar sobre esta enfermedad terminal siempre es delicado, sobre todo cuando se involucra comentarios ajenos e incluso discriminación a las personas que portan el virus, es el caso de Robinson, quien es portador del virus hace 14 años, reconociendo que combatir la vergüenza ha sido la lucha más complicada de su vida.

Robinson se enteró de improviso que era portador del VIH, luego de que sufrió un accidente en su trabajo.

"Jamás se me va a olvidar lo que viví, el doctor llegó y me dijo de una, usted tiene SIDA, en el momento me reí y le dije que hablará en serio, pero cuando me mostraron los exámenes y todo, quise matarme", relató.

El iquiqueño desesperado y sin pensar las consecuencias, lo único que intentó hacer fue tirarse desde el segundo piso del hospital, sin embargo una enfermera le salvó la vida y hasta el día de hoy así lo recuerda Robinson.

"Con ella logré vivir de nuevo, ella me dijo que iba a cuidarme y que sería mi enfermera y hasta el día de hoy ella me cuida en mis terapias, si no fuera por ella yo ya estaría muerto", dijo el residente.

Finalmente los tres expositores quisieron entregar un mensaje a la comunidad haciendo referencia a que la juventud es una de las mejores etapas que ofrece la vida, el gozo, diversión y pasarla bien son cosas que el ser humano debe sentir, sin embargo en ese camino la vida puede dar un giro, tan sólo por el hecho de no ser cuidadoso. Esa irresponsabilidad puede marcar para una persona la diferencia entre la vida y una muerte segura. J