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Las prolíferas pictografías que adornan Alto de Pica

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Un importante hallazgo arqueológico, que da cuenta de la actividad humana en nuestra zona en el comienzo de la era cristiana, descubrió un grupo de profesionales y aficionados a la historia local. Se trata de pictografías, una manifestación poco usual en la región dominada por geoglifos.

El descubrimiento se centra en la zona de Alto Tambillo en la comuna de Pica, lugar que fue visualizado por el montañista y explorador, Matías Pinto, quien informó de este sitio de arte rupestre al asesor científico del Museo de Pica y experto en arte rupestre regional, Luis Briones.

Con esta información decidieron internarse al sector de los Altos de Pica en búsqueda del punto donde iniciaron un largo tramo a pie y que los llevaría al encuentro de los sitios arqueológicos. "La idea era reconocer la veracidad del hecho, evaluar su estado de conservación, su calidad e importancia como mudos testimonios del pasado prehistórico del norte de Chile", sostiene Briones, quien además estuvo acompañado en esta expedición por el miembro del Consejo de la Cultura y las Artes, Guillermo Flores e Ignacio LLaña, realizador multimedios.

Rápidamente llegaron al primero de cinco aleros donde están las pinturas, lo que sirvió para comprobar la veracidad de la información y continuar con optimismo. Los más de 10 kilómetros que los separaban del lugar no fue impedimento para llegar a cada uno de los aleros, en un día con amenaza de lluvia y tormenta. Un paisaje de llanos interrumpidos por quebradillas mayores y menores que finalmente confluyen a la quebrada de Quisma que nace precisamente en la Formación Altos de Pica y muere en la cercanía del oasis de Matilla en plena Pampa del Tamarugal.

Se alcanza hasta la cota de los 3.000 msnm, desde donde se visualiza toda la extensión de dicha pampa. El terreno se torna cada vez más pedregoso, lo que se hace difícil, a ratos, seguir un antiguo sendero hoy habilitado por los guanacos solitarios que aún se pueden ver como parte del paisaje precordillerano.

"Aquí las pictografías no son las mejores evidencias de un arte prehispánico de raíz andina, no por eso son menos importantes: un par de "camélidos" en color rojo vivo que se definen como llamas, otras de rojo más débil o rojo seco, acompañan la escena. Se destaca un camélido aislado de color rojo en su entorno y de color amarillo-naranja en su interior; no es común encontrar esa resolución en otras pictografías del norte del país", especifica el arqueólogo, quien dice que las pinturas rupestres son de momentos históricos diferentes pero "que definitivamente se asocian a pastores locales que podrían fluctuar entre el 800 al 1500 años d.C. Un rango de tiempo bastante amplio que con un estudio más a fondo se podría definir mejor".

En el segundo alero se encontraron con material rupestre más variado donde destaca una "hilera de llamas y al parecer con cargas", en rojo vivo. Esto refuerza la idea de que son escenas muy típicas de la antigua tradición caravanera que cruzaban el desierto en todos los rumbos posibles. En este caso, la focalización de una movilidad caravanera o tropera, es desde o hacia el oasis de Pica. También aparece un zoomorfo que por su característica física se define como "felino", de color blanco frente a una llama también en blanco, animal muy presente en la actividad pastoril, reverenciado y a la vez impopular por los pastores andinos.

En otra quebradilla más al sur, se presenta un paisaje geológico de laderas muy similares a la anterior, quizás menos profunda y donde se registra el tercer alero. Más interesante aún y en un sector más pequeño, se registra un numeroso conjunto de pinturas rupestre en que se destaca la presencia en rojo vivo.

Pero el cuarto alero es el entrega mayores satisfacciones a este grupo de excursionistas. "Es el alero que presenta la mayor variedad de diseños y hasta con presencia de personajes interactuando a manera de bailes rituales o, escenas paganas en referencia al floreo u otra actividad característica de la ritualidad andina en el tiempo prehistórico", manifiesta Briones. Entre los variados diseños destaca el registro de un par de camélidos de patrón más representativos del Período Formativo o incluso Arcaico, lo que significa que estaríamos en presencia, muy posible, de cultores típicamente cazadores andinos es decir, a lo menos de una antigüedad de inicios de la era cristiana.

El quinto alero entrega un par de paneles con pictografías en rojo vivo y rojo opaco o seco, de un valor estético notable, en los que destacan: personajes emplumados, líneas en rojo y negro, y personaje con báculo.

Pictografías

Briones, explica que las pictografías son manifestaciones en las que el hombre busca comunicarse a través estas pinturas. "Esto antes de que existiera la escritura. A nosotros actualmente se nos hace muy difícil entenderlas. Hay figuras antropomorfas y humanas que conversan y en cada panel hay un texto que nosotros no sabemos leer íntegramente", sostiene al especificar que "las pictografías hay que entenderlas como algo más íntimo, generalmente están dirigidas a los dioses. Es una aplicación de pigmento de color que está en la naturaleza, generalmente en la roca".

Estas pictografías se incorporan al Catastro general de Arte Rupestre de la comuna de Pica, con los créditos de la presente difusión y con el Informe Técnico que será enviado al Consejo de Monumentos Nacionales, para su información y registro legal como nuevo sitio arqueológico de la región Tarapacá. J