Nada más lejos de la realidad que la Corte "esté amenazando la paz mundial" como lo expresó un parlamentario, y tampoco se trata de ganar o perder. Bolivia lo mira de esta forma, pero tal como lo ha dicho la Presidenta "no ha ganado nada".
Es que la expectación de este dictamen preliminar de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya se fue distorsionando para muchos, y pese a todos los intentos de explicar este proceso, muchos lo vieron como si se tratara de un juicio, sobre todo en el vecino país, donde lo festejaron como un fallo final.
Hasta el momento lo único que se ha dicho es que la CIJ se declaró competente, pero para determinar si después de un largo juicio -que podría demorar hasta cinco años- Chile debe o no sentarse a negociar con el país altiplánico una salida al mar (soberana como lo pide Bolivia) pero en ningún caso determinar una cesión de territorio terrestre y/o marítimo.
En una encuesta nacional el 86 por ciento de los chilenos descarta darle un acceso soberano al mar a Bolivia, y un 49 por ciento que no hay que darle nada.
Además, la CIJ reduce las opciones para que Bolivia y Chile solo puedan sentarse a una mesa a negociar, en el futuro. Es decir, Bolivia solo puede aspirar a buscar un pacto.
Con el Tratado de 1904 vigente, nuestro país mantiene su posición de privilegio en decisiones futuras, porque en este dictamen la Corte no ha tocado este acuerdo y no ha emitido opinión al respecto.
Para los expertos no es una pérdida de tiempo que dos países intenten solucionar pacíficamente sus disputas, pero en esta instancia la Corte solo podría decir "negocien de buena fe", pero el cumplimiento concreto de tal obligación siempre va a depender de ambas partes.
Queda un largo camino, donde pese a todos los intentos anteriores de negociar una salida al mar a petición de Bolivia, una propuesta final nunca ha prosperado, porque nuestro país sostiene que está cumpliendo el Tratado de 1904 mientras que el país vecino dice lo contrario. Por lo pronto Bolivia continuará siendo un país mediterráneo.