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La pequeña Ignacia y su lucha de 11 años a la espera de un trasplante de riñón

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Ignacia Polanco Cortés, de 16 años, no ha podido tener una infancia y adolescencia como una niña normal. Desde muy pequeña su vida ha sido complicada debido a una grave enfermedad que hoy la tiene como una de las 15 personas de Iquique que están en la lista de espera por un trasplante de órganos.

Esta joven, que a simple vista parece una niña de 11 años, nació el 3 de noviembre de 1998 pero a los pocos meses de vida fue afectada por una meningitis meningocócica, enfermedad que le causó una insuficiencia renal crónica, provocando daños en sus riñones, por lo que a los 11 meses conoció lo que es una diálisis, tratamiento al cual debe someterse hasta el día de hoy.

Tres veces a la semana y por cinco horas cada día debe dializarse, jornadas que ya son parte de su vida cotidiana.

La infancia de Ignacia fue bastante limitada, situación que se está repitiendo en su adolescencia debido a que simples acciones como correr, comer chocolate o sencillamente tomar más de dos vasos de agua, provocan que recaiga en su enfermedad.

"Me siento como una niña normal, pero lamentablemente no puedo hacer todo como yo desearía. Me gustaría comer cosas ricas, pero no me lo permiten; tampoco puedo hacer mucho ejercicio o programar salidas los días que me toca diálisis. Debo restringirme en muchas cosas", explicó Ignacia quien además tiene dos hermanos menores y dos hermanos mayores, quienes la apoyan y animan a seguir adelante.

vida

La "Nacha", como le dice su familia, con apenas meses de vida debió viajar a Santiago para ser atendida en el hospital de niños Luis Calvo Mackenna. En este centro asistencial recibió los primeros tratamientos para su enfermedad.

Esta pequeña no sólo ha tenido que lidiar con su problema renal, sino también con una complicada situación familiar, así lo comentó Zocimo Silva, tío de Ignacia y quien tiene su custodia hace 10 años.

"Lamentablemente los padres de Ignacia por muchos años estuvieron metidos en las drogas. Mi hermano (padre de la menor) falleció hace cuatro meses, pero su madre sigue en el tema. Cuando me di cuenta que ellos no podían cuidarla, decidí hacer todo legal y solicitar su custodia. Desde ese tiempo (cuando Ignacia tenía seis años) yo y mi expareja nos hacemos cargo de ella", contó el hombre.

Cuando Ignacia tenía cuatro años sus padres recibieron la noticia de que había un riñón que era compatible para ella, por lo que se hicieron los esfuerzos posibles y la pequeña logró someterse al trasplante. Todo anduvo bien hasta que este riñón comenzó a dejar de funcionar, no porque fuera rechazado por el cuerpo de la pequeña, sino porque no tuvo los cuidados adecuados luego de la donación, comentó su Zocimo Silva.

"El riñón funcionaba bien, el problema es que los papás no supieron darle el tratamiento adecuado luego de la operación. El riñón fue mal cuidado y lo perdió. Yo llegue a su vida dos años después, hubiera sido muy diferente si ella habría estado a mi cargo antes", dijo Silva.

Desde ese momento "Nacha" junto a su familia, están nuevamente en la lista de espera para recibir una donación.

Al pasar los años, Ignacia debió ir comprendiendo y adoptando una vida muy distinta a la que llevan el resto de los niños de su edad o de sus compañeros del segundo medio en el Liceo Los Cóndores de Alto Hospicio, establecimiento educacional que la acogió y le entrega todas las facilidades para que ella pueda asistir al Centro de Diálisis "Paul Harris" de Iquique.

Enfermera

Como toda adolescente, Ignacia tiene un gran sueño y es estudiar enfermería, profesión que bien conoce ya que ha pasado gran parte de su vida en los hospitales.

Cuenta esta joven que su entusiasmo por convertirse en una enfermera nace como una forma de retribuir el cariño y los cuidados que estas profesionales le han entregado en su vida.

"Quiero devolver la mano, por eso deseo ser enfermera y trabajar en la parte de diálisis. Espero contar a los pacientes cómo ha sido mi vida y todo lo que he luchado por un riñón", confesó.

Espera

Esta larga espera tiene tanto a la joven como a su familia cansados y preocupados ya que -según cuenta su tío- "no nos gusta ver como ella está, siempre pendiente de que si hay o no un órgano para su cuerpo".

La "Nacha" no pierde las esperanzas en encontrar un donante de riñón.

"Gracias al cariño de mi familia he salido adelante. Ellos me dan la fuerza para seguir luchando y seguir aguantando esta espera. Mis hermanos y mis tíos, que son como mis padres, son el mayor pilar que tengo para seguir soportando esta enfermedad. A los niños que se encuentran en mi situación les quiero decir que deben tener fuerza y refugiarse en sus padres mientras esperamos que llegue ese órgano", dijo Ignacia.

La pequeña además hizo un llamado a la comunidad a ser donantes de órganos, "ya que existen muchos adultos y niños que debemos esperar años por un nuevo órgano".

IIquique

Mañana se conmemora el Día Nacional del Donante de Órganos, en honor a Pamela Toledo primera donante pediátrica, quien falleció en 1995 a causa de una aneurisma cerebral en Santiago.

Debido a esto es que el hospital regional Ernesto Torres Galdames realizó una actividad donde se invitó a la comunidad a ser donante de órganos.

Marisol Quiroga, enfermera coordinadora del procuramiento y trasplante de órganos del hospital de Iquique, explicó que en este centro asistencial se han realizado trasplantes a sólo 22 pacientes en todos los años de existencia del recinto, de los cuales 16 fueron de donantes fallecidos y 6 de donantes vivos.

"En Iquique hay 15 personas que aún esperan por algún órgano e integran la lista nacional de espera. En tanto hay otras 45 personas más que se están realizando estudios pretrasplante para poder ingresar a la lista", dijo Quiroga.

La enfermera informó que el 4 de agosto de este año fue la última vez que un paciente de Iquique donó sus órganos tras su muerte.

Se trató de un joven, que quedó con muerte cerebral luego de un accidente automovilístico en cercanías de Baquedano, quien logró dar continuidad de vida a dos mujeres adultas gracias a que donó sus riñones.

Marisol Quiroga, contó que sólo en Santiago se realizan los trasplantes y que los donantes vivos sólo pueden ser familiares directos de los pacientes y deben cumplir varios requisitos, mientras que los donantes fallecidos deben ser compatibles con el paciente que recibe.

"Un trasplante de donante fallecido puede durar aproximadamente 10 años, mientras que una donación de persona viva unos 25 años", precisó. J