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Serenos temen más a los vivos que a los muertos

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"No es un trabajo complicado como dicen algunos, nunca hemos sentido nada, le tememos más a los vivos que a los muertos", comentó José Villanueva, quien lleva más de tres años trabajando como sereno en el Cementerio 3.

Para Villanueva este trabajo es como cualquier otro e incluso aseguró que "no se pasa tantas rabias, Acá no pasamos malos ratos ni nada, viene gente a veces a preguntar de curiosos y les decimos que no pueden pasar y se van. Todo esto es silencio".

Si bien, el sereno sostuvo que no es un trabajo complicado ya que no experimentan hechos paranormales como ver fantasmas o escuchar sonidos sin saber de dónde provienen, aseguró que ha tenido que lidiar con otro tipo de inconvenientes.

"Acá no pasa nada de nada, no se escuchan pasos ni nada, por lo menos yo no he sentido; pero sí tenemos que sacar a muchos 'fumones' que se pasan los muros, eso es lo que tenemos que hacer, es nuestro trabajo. Lamentablemente roban mucho y nosotros en las rondas los encontramos por ahí y tenemos que sacarlos", contó Villanueva.

En cuanto a las anécdotas vividas en el lugar, el sereno reconoció que un par de veces, en las rondas de noche, los regalos que funcionan con pilas y que son dejados por los familiares a sus difuntos, se hacen notar.

"La gente cree que acá pasan personas muertas, fantasmas y no es así, lo que sí a veces por algún temblor o el viento comienzan a sonar las cartas de navidad y esas cosas, pero nada más", dijo el sereno.

Villanueva reconoció que cuando le ofrecieron el trabajo de sereno no dudó en decir que sí, sin embargo, cuando existió la posibilidad de ser trasladado al Cementerio 1, el iquiqueño no quedó conforme con la noticia.

"Cuando me dijeron que era el uno yo dije, "uy señor", porque allá es muy peligroso, insisto el tema de cuidar no es el problema, el tema es la gente que se pasa los muros, allá en el Cementerio 1 no respetan nada y se roban todo, las lápidas y todas esas cosas", comentó.

Rubén Alarcón es quien lo acompaña en sus rondas nocturnas. El también lleva tres años aproximadamente cumpliendo esta labor y -según contó- la única vez que sintió miedo en el cementerio, fue durante su primera semana de trabajo.

"Cuando comencé sí tenía miedo, como que por cualquier cosa que pasaba me "psicoseaba", no sé, sentía algún ruido y uno de inmediato se pone nervioso. La primera semana estaba así pero después uno se acostumbra", precisó.

El iquiqueño comentó que decidió trabajar como sereno por necesidad económica. "Yo antes trabajaba en la pesquera, nunca fui cuidador o sereno como se le conoce, era algo nuevo para mí, por eso igual había ese temor de venir a trabajar a cuidar un cementerio. Recuerdo que una vez sentí un golpe por la parte de arriba, entonces si uno va caminando en silencio escucha eso obviamente queda espirituado total, pero después uno se va acostumbrando en el trabajo", explicó.

Alarcón al igual que su compañero considera que los "vivos" son más peligrosos que los "muertos", es por eso que en cada ronda, los cuidadores están acompañados de sus tres fieles perros.

"Nosotros no tenemos armas a la hora de querer sacar a los 'fumones' que se saltan los muros, pero están los perros. Ellos nos ayudan, son nuestra única arma para defendernos aunque no son de acá pero siempre vienen y nosotros los alimentamos y les damos agua", manifestó.

vecinos

Según los serenos, es costumbre que algunos iquiqueños les consulten por la ocurrencia de hechos paranormales.

Es el caso de Felipe Reyes, vecino del sector quien además reconoció que siempre le ha llamado la atención el cementerio. "Es algo súper loco, no sé, igual para cuidar un cementerio hay que darle. Yo vivo al frente y siempre como que me ha llamado la atención, porque igual hay varios videos en Internet que se ven varias cosas como fantasmas y todo, entonces igual cuidar un cementerio y de noche debe ser difícil, no cualquiera lo hace", dijo el joven.

Asimismo, el poblador aseguró que cada vez que acude al cementerio a dejar flores a sus familiares nunca ha sentido nada extraño que le haga experimentar temor.

"Nunca he sentido nada cuando voy a ver a los familiares, pero siempre veo como se pasan las personas, te tiran por atrás y después se van corriendo, por lo menos nunca he visto que hagan cosas malas porque igual es de día y hay más gente creo yo, pero no sé cómo será la noche, como te digo igual lidiar con esto debe ser súper loco, porque si uno siente un ruido no sabe si lo están penando o es porque hay una persona", comentó.

Reyes al igual que las personas que trabajan por el sector respetan la labor que realizan los serenos, quienes cada noche colocan la tetera y con su gran tazón de té caliente, unos sándwiches y sus fieles perros, rondan cada uno de los oscuros y solitarios pasillos del Cementerio 3. J