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Secretos y anécdotas de un instructor de conducción

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Pese a no ser un rubro riesgoso es uno de los trabajos más complicados a la hora de llegar a la práctica, ya que con educación, vocación y paciencia los instructores de la conducción en Iquique ponen su prestigio y herramienta de trabajo en manos de terceros a diario.

En una entretenida pero corta conversación, Luis González quien tiene más de 70 años, comentó que en sus años mozos tenía que cumplir la labor de enseñar a sus hijos, conocidos e incluso desconocidos las buenas costumbres de un conductor intachable.

"Me tocó enseñar a personas de todo tipo, partiendo por mis familiares que es difícil porque uno cree que los reta pero no es así, es para que aprendan", sostuvo González.

El experimentado conductor relató que hace más de 40 años atrás le ofrecieron ser la persona que enseñara los pedales y la responsabilidad de la conducción a un grupo de personas, reconociendo que sin estudios de pedagogía y enseñanzas logró hacer que todos aprendieran.

"Es un trabajo que es complejo, la gente cree que manejar es fácil pero no es así, arreglar los vehículos cuando chocan o modificarlos cuesta harto. Nosotros colocamos a disposición nuestras cosas para que la gente aprenda", comentó Luis González, quien desde hace un tiempo dejó el trabajo de instructor para dedicarse a su familia.

Una de las razones de su retiro era por las irregulares calles que se encuentran en la ciudad y la poca educación vial de los conductores iquiqueños.

"Lamentablemente acá en Iquique conducir a veces es un caos. Primero por sus pistas, están muy mal creadas, los vehículos están en doble fila y uno no puede ni pasar, es horrible. Lo otro es que los conductores no respetan nada. Yo les enseñé a mis hijos y a todas las personas que les hice clases lo que uno necesita para ser un buen conductor, pero actualmente la gente no respeta ni a los abuelitos", dijo el conductor.

Por otra parte, los tiempos han cambiado y las nuevas tecnologías se han ido inyectando en el mundo de la educación en las clases teóricas de conducción. Es el caso de la Escuela de Conductores Iquique que con PowerPoint, informes y documentos el instructor Waldo Soto enseña a sus alumnos sobre el buen manejo al volante.

Soto, quien decidió entrar en este rubro el año 2000 se dio cuenta que le gustaba enseñar a las demás personas cualquier tipo de cosas, sobre todo si tenía relación con los vehículos, puesto que el maestro del manubrio se maneja en el mundo de las tuercas e incluso las reparaciones o modificaciones de los automóviles son realizadas por él mismo.

El conductor explicó que la persona que se encuentra desarrollando la actividad de instructor debe tener vocación, profesionalismo y sobre todo paciencia.

"La persona que desea estar en esto debe ser una persona que le gusta enseñar. Acá lo más importante es que el alumno aprenda a conducir, se pueden tirar tallas para hacer el viaje más tranquilo, pero tengo que estar atento en todo momento", dijo Soto.

ANÉCDOTAS

El "profe", llamado así por sus alumnos, relató su primera experiencia al mando de una clase reconociendo que transpiró helado. Estaba en el asiento de adelante, pero no precisamente con el mando del volante.

"Recuerdo que era una mujer y yo estaba mojado completo, transpiraba mucho. Ahora lo analizo y es normal, uno siempre se pone nervioso en la primera vez de algo. Tenía los ojos bien abiertos, atento a lo que pasaba en el auto y a lo que se podía pasar afuera, pero creo que lo hice bien", dijo el experimentado profesional.

Pese a su primera experiencia y sobre todo por sus largos años como instructor, el amante de las tuercas reconoció que la frase "mujeres al volante, peligro constante" es completamente falsa.

"Esa frase es muy falsa. Las mujeres siempre están más atentas, son cuidadosas con los ojos bien abiertos. Por lo menos yo veo la cosa así. Esa frase no existe, incluso diría que los hombres pueden ser un poco más peligrosos porque se subestiman mucho", explicó Soto.

Otras de las anécdotas e historias que contó el conductor fue una que hasta el día de hoy lo marcó, ya que por querer motivar a la persona, la alumna en esa ocasión comenzó a llorar.

"Tengo una historia que nunca olvidaré. Fue una vez que me tocó enseñar a una señora y ella estaba muy nerviosa y se me ocurre decirle 'vamos que se puede, así su marido no la retará en la casa y se sentirá orgulloso', y ella me dice, 'mi marido falleció hace poco, por eso estoy acá aprendiendo por mi familia'. Sentí que se me vino el mundo encima, me sentí pésimo y sólo atiné a decirle que con mayor razón a ponerle bueno y así él se sentirá orgulloso en el cielo", relató el instructor.

Interesantes son las historias que contaron tanto Luis como Waldo, pero ¿qué pensarán los alumnos con respecto a los profesores y sus enseñanzas? Casualmente en el momento se encontraba Elizabeth Vega, que tenía que realizar su penúltima clase de conducción, mencionando que ha sido una buena experiencia.

"Es complicado manejar un vehículo, era mi primera vez en conducir. Desde la primera vez que vine para acá ha sido grato y tienen mucha paciencia para enseñar, ha sido muy satisfactorio. Al comienzo fue difícil pero había que ponerle empeño como dijo el profe", dijo la alumna.

Elizabeth sostuvo que decidió entrar al curso debido a que su familia no quiso enseñarle a manejar por lo que la mandaron directamente a la escuela, situación que es común actualmente, ya que por el exceso de confianza a veces las enseñanzas pasan a retos.

Similar situación es la que vivió Roberto López, quien sólo pudo decir que gracias al instructor que le enseñó a manejar pudo tener un trabajo.

"Yo estaba manejando sin licencia pero mi familia me insistió mucho, entonces hice el curso. Saqué la licencia y gracias a esto ahora puedo manejar tranquilo. Se puede decir que ahora estoy legal", dijo el conductor. J