Durante muchos años y especialmente en los inicios históricos de Iquique el pulso estuvo marcado por la importancia de vías como calle Vivar, las que concentraban la actividad comercial.

Se trata de un sector que comenzó a erigirse y se desarrolló muchísimo antes a que se pensara en un mall, cuando la palabra outlet no existía siquiera en el diccionario y las únicas tarjetas que había eran las de presentación.

Esos años han quedado atrás, hoy los centros comerciales acaparan la atención de las personas y con ello parece que también el tiempo se detuvo en calles como Vivar, Tarapacá, Ramírez, Latorre y Thompson, por nombrar las más emblemáticas.

Circular por el centro de Iquique es sinónimo de veredas en mal estado, atochamientos, vendedores informales que huyen al ver a Carabineros, indigencia, hoyos en la calle y otra serie de inconvenientes que alejan al iquiqueño de un lugar que desde siempre fue el centro neurálgico de la ciudad.

Es cierto que "nunca hay que poner todos los huevos en la misma canasta" y por ello es bueno que sectores como Héroes De La Concepción, con su mall y dos supermercados o el mismo Mall Zofri, sean atractivos para comprar, pasear y compartir, pero no por ello hay que descuidar otros históricos.

Vivar necesita con urgencia una reactivación, devolverle sus atractivos, más iluminación, nuevas alternativas de esparcimiento, sitios de descanso y regulación de sus frontis entre otras cosas. Se trata de darle nueva vida, de hacer al centro amigable, como corresponde a la vía comercial de mayor importancia de una capital regional.

Tampoco se trata de renovarlo todo, no es necesario hacer un rediseño al estilo de lo que ocurrirá en la Nueva Alameda-Providencia de Santiago, ni mucho menos con cifras estratosféricas como las de ese proyecto, donde se gastarán 138 mil millones de pesos, vale decir en una sola obra, casi cuatro veces todo el presupuesto anual regional del Fndr de Tarapacá, sino que de ordenar, planificar y proyectar lo que debe ser el centro de Iquique.

Más que vivir tiempos de cambios, lo que vivimos es un cambio de época. Esta segunda década del siglo XXI marcada fuertemente por la irrupción de las comunidades digitales, redes sociales, ubicuidad de la información y diversos activismos convertidos en industrias, sin duda plantean un escenario distinto, el cual se caracteriza por una fragmentación del poder, o mejor dicho, la generación de micro poderes, los que producto de la masividad de las redes sociales han impulsado un mayor control ciudadano hacia sectores específicos como el político y el empresarial, y también por cierto, hacia sus pares.

Los comentarios, "posts" o "tweets", nos muestran que los gremios son vistos sólo como organizaciones defensoras de intereses económicos sectoriales, pero claramente somos mucho más que eso. Buscamos el desarrollo personal y profesional de nuestros socios para que cumplan su rol social de la mejor manera posible, ser auténticos motores de inversión y empleo. No olvidemos que de la inversión nacional, la privada representa aproximadamente el 75% del total.

En estos tiempos de cambios tenemos un desafío importantísimo que es cumplir las expectativas de nuestros clientes, empleados y comunidad, con una comunicación clara, eficiente y cercana. No en vano, un reciente estudio de Adimark sobre la experiencia de los compradores de vivienda, evidenció una mejor evaluación para las empresas Cámara.

En este nuevo mundo interconectado, inmediato, sobre reaccionario, muchas veces ingenuo o cruel, donde la valoración de personas y empresas se basa en la credibilidad que tienen como fuentes generadoras de información confiable, hoy existen nuevos empresarios enfocados en redefinir el rol social de los gremios como organizaciones conformadas por agentes de cambio y desarrollo social, que hablen de manera horizontal y construyan espacios de convergencia para sociedades más propositivas que hagan de este país uno mejor. ¿Qué esperas de nosotros los gremios? Twittéanos, síguenos o whatsappéanos, como prefieras.